Desde septiembre de 2024, Durango registra 76 personas desaparecidas, entre ellas cinco extranjeros de Colombia, Venezuela e India, con un preocupante patrón: la mayoría son jóvenes entre 15 y 19 años. La capital del estado concentra el mayor número de casos, seguida por la región Laguna, según datos de la Fiscalía del Estado y el colectivo Madres Buscadoras de Durango. Esta organización, que agrupa a 40-50 familias, lleva documentando casos desde 2009 y reportó su mes más crítico en octubre de 2024, con 36 desapariciones.
El caso reciente de Jesús González, desaparecido el 22 de mayo de 2025 en Mazatlán, Sinaloa, después de llevar a su novia a ese estado, ejemplifica el drama que viven cientos de familias. Su madre, Carolina, denuncia la falta de colaboración entre fiscalías: "Nos mandaron de Durango a Sinaloa a pedir ayuda, pero no hubo respuesta". Este patrón se repite en muchos casos donde las autoridades estatales no coordinan esfuerzos para localizar a las víctimas.
La raíz del problema parece estar en la precariedad laboral. Testimonios recogidos por los colectivos indican que muchos jóvenes aceptan trabajos fuera del estado ante la escasez de empleos bien remunerados en Durango. "Les ofrecen trabajo en otros lugares y así se van", explica Gema, integrante de Madres Buscadoras. Esta búsqueda de oportunidades los expone a redes de trata, secuestro o explotación laboral.
Aunque las estadísticas oficiales muestran que más del 90% de los jóvenes desaparecidos son localizados en los primeros siete días -como ocurrió con 12 de 22 casos en el primer bimestre de 2025-, persiste el terror por aquellos que no regresan. Los colectivos exigen protocolos de búsqueda inmediata, mayor coordinación interinstitucional y programas reales de empleo juvenil que prevengan estas desapariciones.
Mientras tanto, decenas de familias mantienen viva la esperanza, recorriendo carreteras y revisando fosas clandestinas. Cada nuevo caso refuerza su demanda: que el gobierno ataque las causas estructurales de estas desapariciones y garantice el derecho a migrar por elección, no por desesperación. La crisis de Durango refleja un México donde la falta de oportunidades se cobra vidas jóvenes cada día.