El reciente cierre de cuatro ladrilleras en Durango generó una fuerte respuesta de la Unión de Ladrilleros, quienes bloquearon por unos minutos las instalaciones de la unidad administrativa municipal, mejor conocida como La Carnation. Este acto de protesta fue liderado por Luis Ávalos, quien acusó al Director de Medio Ambiente, Albino Ponce, de llevar a cabo los cierres de manera arbitraria, sin atender las propuestas que el gremio le ha presentado. Según los manifestantes, la reubicación al Parque Industrial Ladrillero, propuesta por el municipio, no representa una solución viable. Los gastos tan solo de combustible para trasladarse de la mancha urbana a la zona del Parque son prohibitivos, por lo que se niegan a realizar esta mudanza.
La situación afecta directamente a unas 3 mil familias que dependen económicamente de esta actividad, catalogada como su principal medio de subsistencia. Los ladrilleros sostienen que los cierres no solo impactan su economía, sino que también complican la operación de un mercado local que genera empleo y abastece de materiales a la construcción en la región.
De acuerdo con el Subdirector de Atención Ciudadana, la decisión del cierre derivó de denuncias realizadas por escuelas cercanas al área de Rosas del Tepeyac, una de las zonas con mayor concentración de ladrilleras. El humo constante había causado molestias, especialmente entre estudiantes y profesores.
Tras el bloqueo, ambas partes alcanzaron un acuerdo preliminar: los ladrilleros podrán vender los productos ya fabricados, pero se comprometen a no realizar nuevas quemas mientras continúan las negociaciones. Sin embargo, el conflicto está lejos de resolverse.
El gremio insiste en que las autoridades deben replantear sus decisiones y buscar soluciones que consideren tanto el impacto ambiental como la necesidad económica de las familias afectadas. Mientras tanto, la tensión entre las partes evidencia la complejidad de equilibrar la protección ambiental con el sustento de miles de personas en Durango.