Lluvias recientes en la zona serrana
Este fin de semana, diversas zonas de la Sierra de Durango registraron precipitaciones que, aunque moderadas, representaron un respiro para las comunidades rurales afectadas por una sequía que se ha prolongado por más de cuatro años. Las lluvias, aunque no generalizadas, han sido recibidas con esperanza por agricultores y ganaderos que enfrentan condiciones cada vez más difíciles debido a la escasez de agua.
La situación hídrica en Durango es crítica. Durante 2024, el estado acumuló un déficit de lluvias del 11.5%, con nueve meses registrando precipitaciones por debajo del promedio. Particularmente preocupantes fueron los meses de marzo y abril, que marcaron cero milímetros de agua. Este déficit ha impactado negativamente en la agricultura y ganadería, sectores que dependen en gran medida de las lluvias para su sustento.
Las recientes lluvias podrían estar relacionadas con el inicio anticipado del monzón norteamericano, un fenómeno climático que afecta al noroeste de México y suele comenzar en junio, pero que este año se ha adelantado. El monzón se caracteriza por un aumento en la humedad y la formación de tormentas eléctricas, especialmente en regiones montañosas como la Sierra Madre Occidental, que atraviesa Durango.
Sin embargo, expertos advierten que estas lluvias, aunque beneficiosas, no son suficientes para revertir los efectos de la sequía prolongada.
La Secretaría de Recursos Naturales y Medio Ambiente (SRNyMA) ha señalado que se espera un 2025 con altas temperaturas y sequía, lo que podría agravar aún más la situación.
En este contexto, las lluvias recientes, aunque insuficientes para resolver la crisis hídrica, ofrecen un alivio temporal y renuevan la esperanza en el campo duranguense. Las autoridades y comunidades deben continuar trabajando en estrategias de manejo sostenible del agua y adaptación al cambio climático para enfrentar los desafíos que se avecinan.
