Durango cerró el último año con un aumento aproximado de 23 mil personas ocupadas, lo que a primera vista refleja un avance en la dinámica económica estatal. Sin embargo, detrás del crecimiento bruto aparecen contrastes importantes: menos personas interesadas en incorporarse al mercado laboral, una mayor subutilización y un rezago persistente entre los jóvenes.
Aunque la tasa de desempleo estatal se mantiene baja alrededor de 3% la subutilización laboral alcanza el 17.3%. Este indicador incluye a quienes trabajan menos horas de las que necesitan, a quienes están desempleados y a quienes podrían trabajar pero no buscaron empleo recientemente. El dato según el INEGI, sugiere que una parte de la población continúa encontrando empleos inestables, mal remunerados o con jornadas insuficientes.
El sector juvenil destaca como el más golpeado. A pesar del aumento general en la ocupación, el empleo entre jóvenes cayó alrededor de 2%, mientras que su desempleo creció más de 4%. Actualmente, casi la mitad de quienes no tienen trabajo en Durango pertenece a este grupo, lo que confirma su vulnerabilidad en un mercado que prioriza experiencia y permanencia.
Por sectores, los servicios encabezan el crecimiento con poco más de seis mil nuevos empleos formales. La construcción también muestra un repunte significativo cercano al 50%. En contraste, el comercio perdió más de 300 empleos formales y la manufactura cerca de 700, lo que preocupa a los empresarios locales que dependen del consumo y la producción.
La informalidad se mantiene alta, en torno a 43%, y casi tres cuartas partes de los trabajadores se concentran en comercio y servicios. El reto ahora es claro: generar empleos de mayor calidad y abrir oportunidades reales para los jóvenes, un sector que sigue cargando la mayor parte del rezago laboral.