La calidad del agua en Durango atraviesa una crisis alarmante debido a la presencia de arsénico y flúor en niveles que superan tanto las recomendaciones de la OMS como los estándares de la Norma Oficial Mexicana. El arsénico está asociado con intoxicaciones crónicas, mientras que el flúor puede causar daños neurológicos y otros problemas de salud, según expertos en el tema.
Desde 2018, los organismos encargados de gestionar el agua, como AMD, han enfrentado una drástica reducción en los recursos provenientes de la federación. Esto ha obligado a depender únicamente de las tarifas cobradas a los usuarios, pero la morosidad de más del 30% de los consumidores y las pérdidas en el sistema de distribución, que alcanzan el 50%, han complicado aún más la situación.
El director de AMD, Rodolfo Corrujedo, señaló que se ha aprobado un crédito para mejorar la extracción de agua de mayor calidad. Sin embargo, los problemas estructurales persisten. Corrujedo, afirmó que la disminución de inversión ha sido devastadora, afectando incluso el mantenimiento de equipos esenciales como las bombas.
La crisis no solo representa un problema de salud pública, sino también de desarrollo. Sin agua de calidad, el progreso de Durango está en riesgo. Corrujedo subrayó que la calidad y la cantidad de agua deben considerarse temas de seguridad nacional, ya que no hay desarrollo sin un suministro hídrico adecuado.
El anuncio de la construcción de la presa Tunal II vendrá a solucionar parcialmente esta problemática, pues se estima que unicamente se podrá obtener agua de calidad para un poco más del 30% del agua necesaria, la cual, se buscará que con mezclas, rinda más. Pero para esto falta aún algunos meses.
Es imperativo que se adopten medidas urgentes para enfrentar esta problemática, tanto con inversiones significativas como con estrategias para reducir pérdidas y morosidad. El futuro de Durango depende de garantizar un acceso seguro y suficiente al agua para toda la población.