El embarazo en adolescentes, e incluso en niñas de tan solo 12 o 13 años, ha dejado de ser un caso aislado para convertirse en una alarmante tendencia, agravada por la influencia de retos virales en redes sociales. La falta de orientación familiar, el acceso a información no verificada y la presión de pertenecer a ciertos grupos están llevando a menores a tomar decisiones que marcan profundamente su futuro.
En Durango, autoridades han identificado casos recientes en los que jóvenes quedan embarazadas como parte de "desafíos" que circulan en plataformas digitales. Lo más preocupante es que muchas de estas menores no comprenden el impacto de lo que significa traer un hijo al mundo ni están preparadas, física o emocionalmente, para asumir ese rol.
Mina Argumedo, directora del Instituto Municipal de la Mujer, alertó sobre la gravedad del problema al señalar que "su fisiología, su fisionomía, su edad mental todavía sigue siendo la de una niña, y hay que decirlo, no están preparadas para ser madres ni para la responsabilidad que esto conlleva". Ante esta realidad, insistió en la necesidad de reforzar la educación sexual desde edades tempranas, con información clara y científica sobre métodos de protección y salud reproductiva.
Además de la educación formal, se vuelve urgente fortalecer la comunicación dentro del núcleo familiar. Cambios en el comportamiento como el aislamiento, el insomnio o la irritabilidad deben ser atendidos con sensibilidad, no con castigos ni rechazo. "Muchas veces las mamás o los papás no sabemos cómo tener esa comunicación asertiva con los jóvenes y, para eso, existen profesionales que nos pueden asesorar", agregó Argumedo.
Desde el Instituto Municipal de la Mujer se ofrecen terapias y asesoría gratuita para familias que enfrentan esta situación o desean prevenirla. La clave está en actuar antes de que sea demasiado tarde: informar, acompañar y orientar para garantizar el bienestar físico y emocional de niñas, niños y adolescentes.