Una de las principales arterias viales de Durango se ha convertido en un tortuoso camino que pone a prueba la paciencia y los vehículos de miles de conductores. La prolongación General Lázaro Cárdenas, a la altura de la colonia Universal, presenta un estado de deterioro tan avanzado que los desniveles, baches y parches de diferentes materiales han creado una superficie irregular y peligrosa. Esta vialidad, que debería ser un canal de circulación fluida, se ha transformado en un obstáculo diario para los duranguenses, quienes se ven forzados a transitar a paso de tortuga para evitar daños mayores a sus automóviles.
Los principales afectados por esta situación son los miles de conductores que utilizan esta vía a diario para trasladarse a sus trabajos, escuelas o para realizar sus actividades cotidianas. Sin embargo, quienes han alzado la voz de manera organizada son los vecinos de la colonia Universal y zonas aledañas, quienes exigen a las autoridades municipales una solución urgente y definitiva. Estos ciudadanos son testigos directos de cómo el deterioro acumulado a lo largo del tiempo ha convertido un camino funcional en un riesgo constante para la integridad de los vehículos y la seguridad de los transeúntes.
La forma en que se manifiesta el problema es a través de un pavimento que ha perdido toda uniformidad. La superficie presenta desniveles pronunciados, y un mosaico de materiales de reparación temporales que no han resuelto el problema de fondo. Este estado obliga a los conductores a realizar constantes maniobras evasivas, reduciendo significativamente la velocidad del flujo vehicular y generando cuellos de botella en horas pico, incluso cuando los automovilistas intentan conducir con extrema precaución.
Después de que el deterioro progresivo ha alcanzado un punto donde el mantenimiento superficial ya no es suficiente. Los vecinos señalan que el problema se ha venido agravando durante meses, posiblemente años, sin que se realice una intervención integral que resuelva el problema de raíz.
Esta vialidad no es solo una ruta local, sino un enlace importante dentro de la red de movilidad urbana. El mal estado de esta arteria no es solo un asunto de comodidad; representa un riesgo para la seguridad vial, un costo adicional para los automovilistas en términos de desgaste vehicular y un claro ejemplo del deterioro de la infraestructura urbana básica. La demanda vecinal por una reparación urgente evidencia la necesidad de que las autoridades prioricen el mantenimiento de las vías de comunicación que son esenciales para la movilidad y la calidad de vida de los ciudadanos.