Redes sociales afectan salud mental y distorsionan la realidad de menores

Un mundo virtual de filtros, likes y estándares imposibles se ha convertido en la nueva y peligrosa realidad para miles de menores en Durango, quienes navegan a diario en un océano digital que distorsiona su percepción del mundo y pone en jaque su salud mental. Especialistas advierten que la desconexión entre lo que ven en las pantallas y la vida real está creando una generación vulnerable, expuesta a riesgos que sus mentes inmaduras aún no pueden procesar.

El problema se manifiesta en un aumento alarmante de casos donde los menores han puesto en riesgo su integridad física, derivado de una salud mental frágil y poco atendida. Los expertos señalan que su inmersión constante en redes sociales los desvincula de la realidad, haciéndolos más susceptibles a caer en dinámicas dañinas, desde la comparación obsesiva hasta la imitación de conductas peligrosas promovidas por influencers y tiktokers.

La raíz del conflicto, según los especialistas, se encuentra frecuentemente en los hogares. La comunicación entre padres e hijos se ha debilitado, dejando un vacío que las pantallas llenan con contenidos no supervisados. Por ello, se recomienda trabajar desde edades tempranas para fortalecer en los niños su capacidad de autocrítica y desarrollar un criterio sólido que les permita discernir entre la realidad y la ficción construida en las plataformas digitales.

Este fenómeno se ha visto potenciado por un mundo globalizado donde las tendencias son efímeras y el valor se mide en engagement y ventas. El llamado fast fashion de las ideas, donde lo que importa es lo viral y lo que vende, ha creado un ecosistema tóxico que presiona a los jóvenes a encajar en moldes irreales y cambiantes, afectando profundamente su autoestima y su bienestar emocional.

La gravedad del asunto no puede subestimarse, especialmente en Durango, donde las estadísticas oficiales registran un aumento constante en autolesiones y fallecimientos de menores relacionados con problemas de salud mental. Esta tendencia ha encendido las alarmas en instituciones y familias, que buscan desesperadamente herramientas para atender con urgencia los factores que están afectando a una generación entera, atrapada entre la presión social digital y la falta de un ancla sólida en el mundo real.