¿Res o caballo? la polémica que llega a la mesa
Agraria

¿Res o caballo? la polémica que llega a la mesa

Por: Gerardo Salazar
Durango
Fecha: 16-09-2025

El 15 de septiembre miles de familias en Durango encendieron el asador para celebrar con carne asada. Sin embargo, detrás del aroma festivo surge una duda incómoda: ¿la carne que se consumió era realmente de res o se trataba de caballo vendido como tal?

La venta de carne de caballo no es ilegal en Durango, siempre que provenga de rastros acreditados y cuente con las certificaciones sanitarias correspondientes. Así lo ha señalado la COPRISED. El verdadero problema radica en que, en distintos puntos del estado, esta carne se comercializa sin etiquetado claro o, incluso, se hace pasar por res, lo que constituye un engaño directo al consumidor.

La carne de caballo puede costar hasta 50 % menos que la de res. En Zacatecas, por ejemplo, el kilo se ofrece entre 60 y 80 pesos, muy por debajo de los más de 300 pesos que alcanza la res en carnicerías de Durango. Sin embargo, el verdadero problema no es la diferencia de precios, sino que en muchos casos el equino se vende como si fuera carne de res y al mismo costo del vacuno. De esta manera, algunos comerciantes obtienen una ganancia extra mientras el consumidor paga caro por un producto que no corresponde.

Aunque la carne de caballo no representa un riesgo por sí misma si es procesada en condiciones sanitarias adecuadas, especialistas advierten que el peligro está en la falta de trazabilidad. Muchos de los animales sacrificados no cuentan con registro sanitario y, en algunos casos, han recibido medicamentos que no están autorizados para consumo humano. Además, la COPRISED ha detectado la existencia de mataderos clandestinos en la entidad, donde no se garantiza la calidad ni la inocuidad del producto.

Para los compradores, la diferencia de precios puede ser un atractivo en tiempos de inflación, pero pocas veces se les informa con claridad lo que están adquiriendo. Organizaciones ganaderas y de consumidores han alertado que el etiquetado poco transparente no solo genera desconfianza, sino que también erosiona la credibilidad de los expendios formales.

En un estado con fuerte tradición ganadera, descubrir que parte de la carne que se vende como res podría no serlo genera molestia y preocupación. El debate no es si la carne de caballo debe o no consumirse (la ley lo permite bajo ciertos lineamientos), sino si el consumidor tiene derecho a saber exactamente lo que compra y a pagar el precio justo por ello.



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