Una peligrosa moda se está extendiendo en la búsqueda de un cuerpo delgado, donde la salud queda en un segundo plano frente a la obsesión por perder peso. Farmacéuticos y médicos alertan sobre el creciente y riesgoso uso de medicamentos como la metformina y, especialmente, el Ozempic, fármacos que son recetados para condiciones específicas y que ahora se han convertido en la nueva y cuestionable solución para adelgazar.
El Ozempic se ha popularizado de manera alarmante, a pesar de no estar indicado ni autorizado para la pérdida de peso. Este medicamento, diseñado para el control de la diabetes tipo 2, actúa en el control metabólico del cuerpo. Su uso sin supervisión médica, de acuerdo a la doctora Diana González, endocrinóloga, puede generar una serie de efectos secundarios inmediatos y severos, que incluyen dolor abdominal, náuseas, vómitos, estreñimiento o diarrea, además de posibles cambios en el estado de ánimo como la depresión.
Quienes recurren a estas sustancias pueden observar una pérdida de peso inicial, pero los especialistas advierten que este resultado es engañoso. El uso constante del fármaco sin acompañarse de una dieta adecuada y actividad física regular puede tener un efecto inverso y peligroso al suspenderlo, conocido coloquialmente como "rebote", donde el peso no solo se recupera, sino que puede aumentar por encima del nivel inicial.
La automedicación es el principal peligro. Las autoridades sanitarias son enfáticas al señalar que todo consumo de estos productos debe estar estrictamente indicado y supervisado por un especialista. La automedicación puede desencadenar problemas de salud graves, como pancreatitis, complicaciones en la vesícula biliar o hipoglucemia severa. Adquirir estos medicamentos de dudosa procedencia, sin un aval médico, multiplica exponencialmente los riesgos.
Algunos casos anecdóticos han reportado efectos secundarios inesperados en mujeres, como cambios en la fertilidad, pero estos son casos de estudio complejo y no constituyen bajo ningún concepto una indicación válida para su uso. La recomendación final de los expertos es contundente: estas sustancias no son una solución mágica y su uso indiscriminado representa una apuesta peligrosa con la salud, donde las consecuencias pueden ser mucho más graves que los kilos de más.