El 11 de mayo de 2025 se cerró la frontera entre México y Estados Unidos para la exportación de ganado en las cuarentenarias de Nogales y Agua Prieta. La medida respondió a la detección de posibles casos de gusano barrenador, una plaga con alto potencial de propagación y consecuencias económicas severas. Aunque el cierre fue anunciado como temporal, con una duración inicial de 15 días, el plazo se cumplió y las restricciones continúan vigentes sin una fecha clara de reapertura.
La interrupción del flujo ganadero hacia el mercado estadounidense ha generado pérdidas diarias estimadas en 11.4 millones de dólares para el sector en México, según datos de organizaciones ganaderas. Esta situación afecta principalmente a productores del norte del país, quienes dependen de las exportaciones para sostener su operación.
En Durango, durante 2025 se exportaban alrededor de 2 mil cabezas de ganado por semana, y por cada una se estaban pagando mil 600 dólares, un precio récord para el ganado en pie. En 2024, Durango se ubicó en el puesto 22 a nivel nacional en cuanto a exportaciones.
Especialistas en sanidad animal advierten que, si el gusano barrenador se establece en otras regiones del territorio nacional, su erradicación podría tardar hasta una década. El insecto representa un riesgo significativo no solo por el daño que causa al ganado, sino también por el impacto económico que implica su control a gran escala.
Ganaderos y autoridades sanitarias mantienen reuniones con representantes estadounidenses en busca de una solución que permita reactivar el comercio sin poner en riesgo la bioseguridad en ambos lados de la frontera. Mientras tanto, los productores enfrentan una parálisis comercial que amenaza con prolongarse.