Siguen las pandillas conformadas por menores de edad
La regidora Malena González advirtió que los esfuerzos institucionales no serán suficientes si las madres y padres de familia no asumen su responsabilidad en la formación y supervisión de sus hijos.
Frente al aumento de conductas de riesgo en adolescentes, González sostuvo que no existe estrategia gubernamental ya sea municipal, estatal o federal que funcione si en casa no se establece vigilancia, orientación y acompañamiento. "Si como madre o padre no sabemos dónde están nuestros hijos o qué están haciendo, de nada sirve que se implementen programas o acciones desde el gobierno", declaró.
La funcionaria subrayó que, aunque existen instituciones con servicios de apoyo psicológico, orientación juvenil y asistencia social, el primer paso debe surgir en el entorno familiar. Señaló que es responsabilidad directa de los padres identificar señales de alerta y, si es necesario, buscar ayuda profesional. "Lo más importante es reconocer cuando los hijos atraviesan por un problema, cuando están en riesgo o en malas compañías", apuntó.
González reconoció que desde el gobierno municipal y estatal se están desarrollando acciones para atender problemáticas relacionadas con violencia, adicciones y abandono escolar, pero insistió en que los resultados dependen en gran medida del involucramiento familiar. "Los primeros responsables somos los padres", reiteró.
En ese contexto, hizo un llamado a reforzar la comunicación en el hogar y a prestar atención a los cambios de comportamiento en niños y adolescentes. También exhortó a acudir a instancias de apoyo antes de que las situaciones escalen o deriven en conflictos mayores.
La regidora indicó que se continuará trabajando desde las instituciones en el diseño e implementación de programas preventivos, pero insistió en que las acciones gubernamentales no sustituyen el papel que corresponde a las familias.
El planteamiento se dio en medio de preocupaciones crecientes sobre la seguridad y bienestar de menores, especialmente en zonas urbanas donde se han identificado casos de violencia juvenil, consumo de drogas y deserción escolar.
