A pesar de considerarse un tabú, la violencia que las mujeres ejercen contra sus parejas hombres en Durango es más frecuente de lo que parece y rara vez llega a una denuncia formal. La mayoría prefiere callar por miedo al juicio social o porque consideran que no serán tomados en serio por las autoridades.
En instituciones locales como el DIF Municipal o la Unidad de Atención a Víctimas, se han atendido casos de hombres que solicitan ayuda por situaciones de violencia familiar. Las agresiones más comunes incluyen insultos, amenazas, golpes, control económico o prohibición de ver a familiares y amigos. Sin embargo, estos casos representan una minoría en comparación con los reportes hechos por mujeres.
Datos de la Dirección Municipal de Seguridad Pública indican que solo entre el 10?% y el 15?% de las denuncias por violencia familiar son presentadas por hombres. La mayoría opta por no acudir ante la autoridad, por vergüenza o temor a que se minimice su situación.
En muchos casos, los hombres no se reconocen como víctimas. Algunos normalizan los gritos, empujones o el control por parte de sus parejas, o temen ser objeto de burla si lo cuentan. Además, el acceso a servicios de atención psicológica o asesoría legal para varones en esta condición sigue siendo limitado.
Actualmente, en Durango no existen campañas públicas enfocadas específicamente en prevenir o atender la violencia contra hombres. Tampoco hay protocolos diferenciados en las instituciones que reciben estos reportes, lo que genera un vacío de atención.
Expertos y organizaciones sociales han señalado la necesidad de visibilizar esta problemática sin prejuicios de género, capacitar al personal de primer contacto y garantizar que toda persona en situación de violencia, sin importar su sexo, pueda acceder a mecanismos de protección.
En Durango, muchos hombres sufren violencia de pareja sin nombrarla. La falta de espacios seguros y rutas claras para denunciar perpetúa un problema que sigue oculto, aunque esté presente en más hogares de los que se admite.