La marcha del 8 de marzo dejó huella en la ciudad. Tras la movilización, el regidor Jorge Silverio expresó su preocupación por los incidentes ocurridos, señalando los daños materiales provocados por el bloque negro. Aunque reconoció el derecho de las mujeres a manifestarse y exigir justicia, lamentó las pintas en el Centro Histórico y los daños en el Congreso local, donde las puertas y algunas oficinas fueron incendiadas.
Silverio informó que durante el incendio una persona resultó lesionada, lo que, según él, evidencia los riesgos que pueden surgir cuando las protestas se salen de control. "Si la autoridad decidió no sancionar a ninguna mujer, se respeta, pero esto pudo haber terminado en la pérdida de una vida humana", advirtió.
El regidor subrayó que, aunque esta vez no hubo consecuencias mayores, situaciones como esta pueden escalar y generar un escenario más grave. Insistió en que es necesario encontrar un equilibrio entre el derecho a la protesta y la seguridad de todos los involucrados.
Por su parte, colectivos feministas han defendido la presencia del bloque negro, argumentando que las acciones de protesta radical son una respuesta a la falta de justicia y al hartazgo por la violencia de género. La marcha, que reunió a miles de mujeres, tuvo como exigencia principal el fin de la impunidad en casos de feminicidio y violencia contra las mujeres.
El debate sobre los límites de la protesta sigue abierto. Mientras las autoridades evalúan los daños, las mujeres insisten en que el verdadero problema no son las pintas ni los incendios, sino la violencia que enfrentan día a día.
