En Durango, el programa de vacunación ha logrado importantes avances durante el primer trimestre de 2025, con más de 584,000 dosis aplicadas en las cuatro jurisdicciones sanitarias del estado. Según datos de la Secretaría de Salud Pública estatal, se ha alcanzado un 94% de cobertura en vacunación contra influenza estacional, 92% para COVID-19 y 79.3% en el caso del Virus del Papiloma Humano (VPH), con 14,441 dosis administradas. Estos esfuerzos, sin embargo, contrastan con el resurgimiento de enfermedades prevenibles como el sarampión -con tres casos confirmados en Nuevo Ideal- y la tosferina, que registra cuatro casos en la entidad.
El principal desafío que enfrentan las autoridades sanitarias es el rezago vacunal que afecta al 5-10% de la población duranguense, situación agravada por tres factores clave: la desinformación y desconfianza de un sector de la población, las dificultades de acceso en comunidades rurales y los desabastos temporales reportados en la capital del estado. Esta combinación de elementos representa un riesgo real para la reaparición de enfermedades que ya se consideraban controladas, poniendo en peligro especialmente a los grupos más vulnerables como niños, adultos mayores y personas con comorbilidades.
Las consecuencias de no completar los esquemas de vacunación pueden ser graves: desde el aumento en el riesgo de contraer enfermedades potencialmente mortales hasta el impacto económico que representa para las familias el tratamiento de padecimientos prevenibles. Además, existe el riesgo social de brotes epidémicos que podrían afectar a comunidades enteras. Ante este panorama, las autoridades sanitarias han reforzado la promoción de la vacunación, particularmente de la triple viral ante los casos de sarampión, e implementado estrategias para llevar los biológicos a zonas de difícil acceso.
Aunque Durango muestra un desempeño destacado en cobertura vacunal comparado con otros estados, el reto actual es consolidar estos logros y superar las barreras que impiden alcanzar una protección completa de la población. Esto requiere no solo garantizar el abasto suficiente de vacunas en todas las regiones, sino también intensificar las campañas informativas que combatan la desconfianza y promuevan los beneficios de la inmunización. La salud pública duranguense depende en gran medida de mantener y mejorar estos indicadores de vacunación, única forma efectiva de prevenir el regreso de enfermedades que ya deberían ser parte del pasado.