Una paradoja injusta se vive día a día en los fraccionamientos Villas del Guadiana: mientras los recibos de pago por el servicio de agua potable llegan con puntualidad implacable, el vital líquido brilla por su ausencia en las llaves de cientos de hogares. Desde hace varios meses, los vecinos de esta zona, especialmente aquellos de Villas del Guadiana 1 y 2, enfrentan una crisis que se ha normalizado, luchando contra una sequía impuesta que las autoridades parecen ignorar.
El problema central es la falta crónica de suministro de agua. Los residentes reportan que el servicio es completamente deficiente, con largos periodos donde no sale ni una gota de sus tuberías. Esta situación se ha extendido por meses, transformando una necesidad básica en una fuente constante de estrés y angustia para las familias que habitan en la zona.
La queja se agrava por la incongruencia en la facturación. Los afectados señalan con indignación que, a pesar de la ausencia total del servicio, la dirección de aguas del municipio continúa emitiendo los cobros de manera puntual. Esta práctica es considerada por la comunidad como un abuso, ya que se les exige pagar por un servicio que no reciben correctamente.
Para empeorar la situación, los vecinos también lidian con un suministro de energía eléctrica intermitente y volátil. Aunque la frecuencia de las fallas depende de la ubicación específica de cada domicilio, la mayoría de la zona sufre de apagones y fluctuaciones constantes. Esta doble carencia de servicios básicos ha deteriorado significativamente la calidad de vida de los habitantes.
La desesperación ciudadana ha ido en aumento, al sentir que sus múltiples reportes y quejas han caído en oídos sordos. Los residentes exigen una solución definitiva y urgente a un problema que consideran debería ser una prioridad para cualquier gobierno. Su paciencia se agota mientras ven cómo el pago por servicios inexistentes se acumula y su vida diaria se vuelve cada vez más difícil.
Este caso no es aislado y refleja una falla sistémica en la infraestructura y la administración de servicios urbanos en la ciudad. La situación en Villas del Guadiana se ha convertido en un ejemplo emblemático de la deuda que las autoridades mantienen con la comunidad, donde el cumplimiento de cobrar es eficiente, pero la obligación de proveer el servicio es, lamentablemente, opcional.