Abre Eduardo Mendoza el Salón Literario de la FIL

El autor barcelonés Eduardo Mendoza abrió el Salón Literario de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara con una charla que se convirtió en un recorrido íntimo, divertido y lleno de memoria histórica por la ciudad que lo vio nacer y que este año es la invitada de honor del encuentro editorial. En el mismo acto, el novelista fue distinguido con la Medalla Carlos Fuentes, entregada por Silvia Lemus, viuda del escritor mexicano, y por el presidente de la FIL, Trinidad Padilla López.

Con su habitual ironía y un humor que provoca complicidad inmediata, Mendoza ofreció al público una panorámica personalísima de Barcelona. Relató su infancia en una ciudad marcada por las secuelas de la Guerra Civil, habló de su educación sentimental a través de los tebeos y evocó las tardes de cine que compartió con figuras mexicanas como María Félix, Pedro Infante y Cantinflas, a quienes confesó admirar desde niño.

La conversación también se adentró en el pasado literario de la capital catalana, desde su desarrollo medieval como puerto comercial hasta la construcción de sus edificios góticos más emblemáticos. Mendoza recordó cómo Barcelona se convirtió, en el siglo XX, en refugio y punto de encuentro de escritores latinoamericanos que buscaban un espacio más accesible y estimulante que Londres o París. En esa lista mencionó a Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa, Julio Cortázar, Octavio Paz e Isabel Allende, quienes encontraron en Barcelona una ciudad asequible, cercana al resto de Europa y con la mayor parte de las editoriales en español.

Esa confluencia, comentó, fue una "inyección de vitalidad" que transformó la literatura en lengua española y generó un ambiente creativo irrepetible. Barcelona ?señaló? ha pasado de ser un sitio poco amable con los extranjeros a recibirlos con entusiasmo, gracias a su clima, su gastronomía y a una hospitalidad que, aseguró entre risas, contradice la fama tradicional de sus habitantes.

La distinción Carlos Fuentes sitúa al novelista en un selecto grupo de autores reconocidos por su trayectoria y su aportación a las letras iberoamericanas. En agradecimiento, Mendoza animó a las nuevas generaciones a construir la Barcelona literaria del futuro, convencido de que la suya es ya una historia concluida y lista para ser renovada.