En Jalisco, la gestión del agua enfrenta un desafío crítico. El insuficiente control de descargas de aguas residuales. Aunque en los últimos años se han realizado inversiones en infraestructura hidráulica, muchas descargas domésticas, industriales y agropecuarias continúan llegando sin tratamiento adecuado a ríos, arroyos y lagos.
Habla al respecto, el académico Carlos Ornelas Orozco, especialista de la Universidad Panamericana, "Tenemos el problema de que hay zonas de la ciudad que no están tratando sus aguas residuales, contamos con dos macroplantas, El Ahogado y Agua Prieta, sin embargo, en algunas zonas como la cuenca de Río Blanco ha crecido tan rápido que la generación de aguas residuales rebasa la capacidad de la planta de tratamiento".
Uno de los casos más alarmantes es el del Río Santiago, cuyo nivel de contaminación ha sido denunciado por organizaciones civiles y académicos durante más de una década. No obstante, este problema trasciende esta cuenca y se extiende a otras zonas del estado, donde aún faltan plantas de tratamiento funcionales y sistemas de monitoreo efectivos.
En el portal de la Comisión Estatal de Agua en Jalisco, hasta mayo de 2025, 89 de las 231 plantas de tratamiento de aguas residuales en la entidad no están operando.
"Debemos de estar generando alrededor de 9 metros cúbicos por segundo en total, esto es 9 mil litros cada segundo es un volumen muy importante de los cuales se están tratando aproximadamente 7 metros cúbicos por segundo", señala el académico.
De acuerdo con la Secretaría de Gestión Integral del Agua en Jalisco; en sus cifras preliminares con corte al mes de marzo de 2025, se tiene el 71.24 por ciento de aguas residuales tratadas.
El problema va más allá del drenaje, la falta de control de descargas de aguas no es solo un asunto de infraestructura, sino de gestión ambiental. En varios municipios del interior de Jalisco, las aguas residuales se vierten directamente en cuerpos de agua, contaminando recursos vitales para comunidades humanas y ecosistemas locales. Estas descargas pueden contener metales pesados, residuos farmacéuticos, materia orgánica y bacterias patógenas, provocando daños severos al equilibrio ecológico y aumentan los riesgos para la salud pública.
La descarga de aguas residuales está regulada por la Norma Oficial Mexicana NOM-001-SEMARNAT, que establece los parámetros máximos de contaminantes permitidos. "Las plantas ya fueron acondicionadas para que cumplan con esta nueva norma, su cumplimiento es de manera paulatina, por ejemplo, hay dos parámetros que el año que entra entrarían en vigor que es color y toxicidad, se tiene que adaptar las plantas para que lo puedan cumplir, estamos en fase de que los municipios adapten su infraestructura a esta nueva norma que entró en vigor el año pasado", apuntó Ornelas Orozco.
En zonas rurales y urbanas, los cuerpos de agua contaminados generan problemas de salud. "Es un olor insoportable, yo ya ni quiero ni salir porque hasta me mareo y yo lo que pido a las autoridades al ayuntamiento es que vengan para que arreglen", dijo Esperanza.
Para que los municipios y la Comisión Estatal del Agua refuercen la operación y mantenimiento de las Plantas de Tratamiento de Aguas Residuales, la diputada, Yussara Canales González, presidenta de la Comisión legislativa de Medio Ambiente, presentó en enero del presente año una iniciativa de acuerdo legislativo en el que solicita a la dependencia estatal firme convenios de colaboración con los 125 Ayuntamientos de Jalisco y trabajen en que las plantas operen a su máxima capacidad y cumplan la normativa para el correcto saneamiento de las aguas, la iniciativa también señala que en los casos de los municipios que ya lo efectúan, darles el debido seguimiento para su mantenimiento y operación.