El desbordamiento del Arroyo Hondo, ocurrido la noche del martes 15 de julio en Lomas de Tabachines, dejó 144 viviendas afectadas, la muerte de una bebé y la desaparición de una mujer de 32 años. La tragedia no sólo obedeció a la intensidad de la tormenta, sino a décadas de urbanización descontrolada y decisiones de planeación deficiente. A sólo dos meses y medio, la tragedia se repite en esta zona del norte de Zapopan.
Paseo de los Manzanos, la vialidad que terminó bajo el agua, en realidad formaba parte del cauce natural de un arroyo. En su tramo poniente, a la altura de Rizo Ayala, existe un colector a cielo abierto. No obstante, en la zona donde el canal fue entubado y se levantó un talud, el flujo de agua se convirtió en un dique que rebasó la infraestructura.
El resultado fue que el agua recuperó su cauce original e inundó la vialidad. Hacia el oriente, en Paseo de los Huejotes, la depresión natural del terreno intensificó el problema, elevando el nivel hasta cinco metros de altura.
El desastre no puede considerarse aislado. En los últimos años, los caudales del Arroyo Hondo han aumentado debido a la urbanización de la zona de La Cima, que incrementa el flujo de agua desde el poniente, y al aporte de un arroyo secundario proveniente de Las Mesas.
Además, entre 2005 y 2025 se urbanizaron más de mil 500 hectáreas al norte de Tabachines con desarrollos habitacionales y comerciales. Para conectar esta colonia con Las Mesas se construyeron vialidades que interrumpieron el cauce natural del arroyo, alterando aún más los escurrimientos.
En la década de los 2000, las inundaciones ya habían obligado a desalojar a familias que vivían en los bordes del arroyo. Sin embargo, no todos los habitantes fueron retirados y permanecieron en una zona con riesgo latente.
Las autoridades invirtieron en banquetas, concreto y drenaje superficial, pero no en infraestructura hidráulica capaz de soportar tormentas de gran intensidad. Los pasos hidráulicos nunca se construyeron de forma funcional y el diseño fue insuficiente. La población creyó estar protegida, pero en realidad estaba expuesta.
De acuerdo con especialistas, la tormenta registrada el 15 de julio acumuló 40 milímetros de precipitación, un nivel considerado dentro del promedio anual de Guadalajara. Sin embargo, las autoridades calificaron el evento como atípico para justificar las fallas en la infraestructura.
Los expertos subrayan que el problema central no fue la lluvia, sino la falta de planeación hidráulica con base en datos climáticos reales y estudios hidrológicos sólidos.
"Ahí sí la autoridad, yo no sé por qué tomó esa decisión de en ese espacio quedó confinado esa población en una zona baja, una zona antigua de extracción de material delimitado por dos barreras topográficas y con el problema de que en una tormenta muy fuerte pues iba a desbordar y las bocas de tormenta generalmente no tienen la capacidad de poder conducir el agua", expresó Luis Valdivia Ornelas, académico e investigador de la Universidad de Guadalajara:
El Arroyo Hondo suele pasar desapercibido frente al Arroyo Seco, que es conocido por sus constantes desbordamientos. Sin embargo, cuando se desborda puede ser aún más catastrófico, como se comprobó el martes 15 de julio y este 29 de septiembre.
La inundación de Paseo de los Manzanos no fue una sorpresa de la naturaleza. Fue la consecuencia de la urbanización acelerada, la falta de planeación urbana y la ausencia de infraestructura hidráulica adecuada para un caudal que, tarde o temprano, recuperaría su cauce natural.