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De la basura al plato: la red que alimenta en silencio
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De la basura al plato: la red que alimenta en silencio


Imagina que vas al supermercado y, al final del día, hay toneladas de frutas, verduras, pan y otros alimentos que no se vendieron, pero que aún están en buen estado para consumir. Por regla, muchos de estos productos acabarán en la basura, generando un desperdicio enorme y un impacto negativo en el planeta.


Pero, justo ahí entran los bancos de alimentos: organizaciones que recogen esos excedentes para que no se pierdan, y los llevan a familias, refugios y comunidades que los necesitan.



Así, lo que podría ser basura se convierte en esperanza y alimento real



¿Qué son los bancos de alimentos y cómo funcionan?

Los bancos de alimentos son organizaciones sin fines de lucro que recuperan excedentes de comida provenientes de comercios, restaurantes, hoteles, empresas e incluso personas particulares. ¿Su objetivo? Compartir esos alimentos con quienes más los necesitan.


Antes de llegar a su destino final, estos productos pasan por un proceso de clasificación para garantizar que cumplan con normas de higiene y calidad. Después, se distribuyen a comedores comunitarios, refugios, albergues y otras organizaciones que atienden a poblaciones vulnerables.



Pero su labor no se queda en el rescate: muchos también ofrecen talleres de nutrición, capacitación en producción de alimentos y programas para fomentar la autosuficiencia alimentaria



Una ayuda que también cuida al planeta

Además de combatir el hambre, los bancos de alimentos tienen un impacto ambiental enorme. Al rescatar comida en lugar de desecharla, ayudan a reducir las emisiones de gases contaminantes que calientan el planeta.


En México, el desperdicio de alimentos genera unas 36 millones de toneladas de dióxido de carbono al año, el equivalente a más de 7 millones de autos contaminando sin parar. Así que, sí: salvar comida también significa salvar aire.



Y no solo ganan las personas beneficiarias. Las empresas que donan alimentos reducen sus pérdidas y optimizan sus procesos. Todos ganan



¿Quiénes lo hacen en México?

El principal referente nacional es la Red de Bancos de Alimentos de México (BAMX), con más de 20 años de trabajo, presencia en 30 estados y 60 bancos asociados. BAMX rescata productos del campo, mercados, supermercados y empresas.


Otros actores importantes son:

  • Alimentos de México a Compartir A.C., activo en la Ciudad de México, enfocado en comunidades marginadas.

  • Banco de Alimentos de Culiacán, con iniciativas locales para apoyar a sectores vulnerables.


En 2023, BAMX rescató más de 150 millones de kilos de alimentos:

  • 60% fueron frutas y verduras
  • El resto, cereales, granos y proteínas



Esa cantidad alcanza para alimentar a 350 mil personas durante un año entero, con una dieta balanceada. Es un ejemplo claro de cómo la organización y la solidaridad pueden cambiar realidades



Apps que salvan comida (y también al planeta)

La tecnología también se ha unido a esta causa. Hoy existen apps que conectan a supermercados, restaurantes y negocios con personas interesadas en adquirir comida que está por vencer o no se vendió a tiempo. Algunas se enfocan en la venta a bajo costo, otras en la donación.


  • Cheaf: compra con causa (y descuento)

Con Cheaf puedes adquirir paquetes sorpresa de comida excedente con descuentos de hasta 65%. Participan panaderías, supermercados y restaurantes.


Ya suma más de 300 mil usuarios en 18 ciudades como Guadalajara, CDMX y Monterrey, y ha rescatado más de media tonelada de alimentos.


Además, 8 de cada 10 paquetes publicados se venden


  • OLIO: comparte con tu comunidad

OLIO, por otro lado, se basa en el intercambio gratuito. Puedes compartir comida que no vas a consumir con tus vecinos. También colabora con restaurantes y voluntarios que redistribuyen los alimentos a través de la app.


Desde su llegada en 2019, ha superado el millón de usuarios en México, fortaleciendo una red de solidaridad local.



Estas plataformas no solo reducen el desperdicio: también fortalecen la economía y fomentan comunidades más conectadas



¿Quiénes se benefician del rescate de alimentos?

El impacto es más amplio de lo que parece:


Bajo el modelo tradicional de bancos de alimentos, los principales beneficiarios son:

  • Familias con bajos ingresos
  • Personas en situación de calle
  • Niñas y niños en orfandad
  • Mujeres en refugios
  • Comunidades marginadas


La distribución se realiza a través de organizaciones sociales como comedores comunitarios y albergues, que llevan los productos directamente a quienes los necesitan.


En el caso de las apps, los beneficiarios incluyen:

  • Estudiantes

  • Familias que buscan ahorrar

  • Personas conscientes del desperdicio que quieren consumir con responsabilidad



Y, por supuesto, todos ganamos cuando se evita que comida buena termine en la basura: se reduce el CO? en la atmósfera y, con ello, el daño ambiental



Pero no todo es tan fácil...

El rescate de alimentos enfrenta varios desafíos:

  • Infraestructura costosa: almacenar y transportar comida perecedera requiere camiones refrigerados, bodegas y sistemas de clasificación.

  • Recursos financieros limitados: la mayoría depende de donaciones o pequeñas cuotas de recuperación.

  • Falta de voluntariado: tras la pandemia, muchas personas no han regresado a colaborar, y contratar personal eleva los costos.

  • Normativas estrictas: aunque el alimento esté en buen estado, las regulaciones sanitarias exigen procesos rigurosos de conservación y trazabilidad. Cumplirlas es esencial, pero difícil para organizaciones con pocos recursos.


¿Y cómo puedes ayudar tú?

Es más fácil de lo que parece:

  • Dona alimentos en buen estado a bancos de alimentos.

  • Haz voluntariado: participa en recolección, clasificación o distribución.

  • Compra excedentes a través de apps como Cheaf.

  • Comparte productos que no vas a usar en plataformas como OLIO.

  • Apoya con aportaciones económicas para sostener las operaciones de estas organizaciones.



Cada acción, por pequeña que sea, suma



Evitar el desperdicio de alimentos es más que un gesto ecológico: es un acto de solidaridad. Implica mirar al otro, cuidar al planeta y actuar con responsabilidad.


Y eso, aunque no se vea, alimenta mucho más que el cuerpo.

 


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