En México, la religión ha sido durante siglos un elemento central en la vida cotidiana, en las tradiciones familiares, en las celebraciones populares y en la forma en que muchas personas entienden el mundo.
Sin embargo, el panorama religioso ha comenzado a transformarse de forma significativa. Si bien el catolicismo sigue siendo la creencia con mayor número de fieles, hoy convive con una pluralidad de expresiones religiosas y con una creciente proporción de personas que ya no se identifican con ninguna fe.
Este cambio no se da de forma uniforme. Hay regiones del país donde la presencia de otras religiones cristianas, como la evangélica o la protestante, ha crecido con fuerza. En otras zonas, sobre todo urbanas, se ha vuelto más común encontrar personas que exploran prácticas espirituales fuera de los credos tradicionales o que simplemente deciden no profesar religión alguna.
Esta diversidad también se refleja en las nuevas generaciones, donde se observa un alejamiento progresivo de las instituciones religiosas y una búsqueda más individual de significado.
Hablar hoy de religión en México implica entender una sociedad que se mueve entre la tradición y el cambio, donde la fe sigue siendo importante, pero ya no se vive ni se transmite de la misma manera.
La libertad religiosa, los cambios culturales, el acceso a nuevas ideas y la evolución de los valores familiares han hecho que el mapa de las creencias sea más amplio, complejo y diverso que nunca.
Catolicismo: la fe mayoritaria
A pesar de la diversidad creciente, el catolicismo sigue siendo la religión con más seguidores en México.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), 97 millones 864 mil 218 personas se declararon católicas, es decir, 78 de cada 100 mexicanos.
Esta cifra coloca a México entre los países con mayor número de católicos en el mundo. Sin embargo, la presencia de otras religiones ha crecido notablemente con el paso del tiempo: Según el INEGI, en 1895, sólo una de cada 100 personas practicaba una religión distinta a la católica, mientras que en 2020 esa proporción aumentó a 22 de cada 100.
Este descenso en la afiliación católica refleja cambios culturales, sociales y generacionales. Muchos jóvenes optan por no seguir la religión de sus padres, mientras que otros exploran nuevas formas de espiritualidad o simplemente se alejan de toda práctica religiosa.
Aun así, la influencia del catolicismo sigue siendo profunda en celebraciones populares, tradiciones familiares y expresiones artísticas y culturales del país.
El estudio también muestra que dentro de los hogares donde el jefe o jefa de familia es católico, la mayoría de los integrantes tiende a compartir la misma fe, aunque esta tendencia también comienza a diluirse en ciertas regiones, especialmente en zonas urbanas y entre las generaciones más jóvenes.
La otras religiones que ganan terreno
El grupo protestante/cristiano evangélico es el segundo más numeroso en México según el INEGI, con más de 14 millones de personas que se identifican con alguna de sus denominaciones, como cristianos, evangélicos, testigos de Jehová, pentecostales, adventistas o presbiterianos.
En conjunto, estas iglesias han tenido un crecimiento sostenido en las últimas décadas, especialmente en zonas rurales y comunidades con menor acceso a servicios públicos.
Por ejemplo, más de 6 millones 700 mil personas se declararon cristianas, 2.3 millones como evangélicas y más de 1.5 millones como testigos de Jehová. Además, denominaciones como la Iglesia Adventista del Séptimo Día, la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (mormones) y las iglesias bautistas también tienen presencia significativa.
Minorías religiosas y creencias poco comunes
El INEGI también da cuenta de grupos religiosos minoritarios, como la comunidad judía, las religiones de raíces étnicas o afro, los movimientos espirituales y otras religiones orientales o emergentes. Aunque representan un porcentaje muy pequeño del total de la población, su presencia revela la diversidad espiritual del país.
En 2020, cerca de 59 mil personas se identificaron como judías, casi 41 mil con religiones de raíces afro y poco más de 33 mil con creencias de raíces étnicas. Otras denominaciones menos comunes incluyen las religiones de origen oriental, cultos populares y movimientos New Age.
El islam es una de estas religiones minoritarias. Según el INEGI, en México hay casi 8 mil personas que se identifican como musulmanas. Aunque su presencia es discreta, tiene una historia relevante: Según un reportaje de Meganoticias Torreón la primera mezquita del país se estableció en La Laguna en 1989. En ella, los fieles musulmanes aún se reúnen para rezar siguiendo una serie de rituales específicos.
Sin religión: una opción cada vez más común
Una de las transformaciones más notables en México es el crecimiento de las personas que no se identifican con ninguna religión.
Según el INEGI, en 2020, más de 10.2 millones de personas se declararon sin religión, lo que representa 8 de cada 100 mexicanos. A estas se suman más de 3.1 millones de personas que se consideran creyentes, pero no practican ninguna religión en particular.
Esta tendencia refleja un cambio generacional profundo. Cada vez más personas, especialmente jóvenes, optan por no vincularse con instituciones religiosas o adoptar creencias tradicionales. Algunas se consideran ateas o agnósticas, mientras que otras simplemente eligen vivir su espiritualidad de forma privada.
Religiones nacidas en México: el caso de La Luz del Mundo
Dentro del panorama religioso mexicano, también existen religiones fundadas en el propio territorio.
Tal es el caso de La Luz del Mundo, una iglesia creada en 1926 en México por Aarón Joaquín, nacido como Eusebio en Colotlán, Jalisco. Según la versión de la iglesia, Dios se le apareció en Monterrey la madrugada del 6 de abril de ese año y le reveló su misión.
Acompañado por su esposa Elisa, Aarón Joaquín comenzó a predicar hasta llegar a Guadalajara el 12 de diciembre de 1926, considerada por sus seguidores como la tierra prometida. Sus primeros fieles fueron campesinos en situación precaria que encontraron en su mensaje no solo guía espiritual, sino un motor para la superación económica y colectiva.
La sede central de esta iglesia, conocida como La Hermosa Provincia, se construyó en los años cincuenta. Desde entonces, ha crecido hasta tener presencia en 33 países, con un templo principal en Guadalajara que transmite sus celebraciones a través de circuito cerrado de televisión a miles de seguidores.
Actualmente, La Luz del Mundo afirma tener más de 5 millones de adeptos, sin embargo, la iglesia ha estado envuelta en polémicas.
Su actual líder, Naasón Merari Joaquín García, fue detenido en Los Ángeles en 2019 y enfrenta acusaciones por abuso sexual de menores, lavado de dinero y evasión fiscal. En México, la Unidad de Inteligencia Financiera congeló casi 400 millones de pesos ligados a la organización como parte de una investigación en curso.
A pesar de estos escándalos, el vocero de la iglesia sostiene que las acusaciones son infundadas y que los recursos son manejados de manera transparente.
El Panorama de las religiones en México 2020 del INEGI, revela un país en transformación, donde la fe ya no se concentra exclusivamente en una sola creencia dominante.
Aunque el catolicismo sigue siendo la religión mayoritaria, su peso ha disminuido poco a poco, mientras que otras religiones crecen o se diversifican, y más personas eligen no profesar ninguna.
En un país como México, donde las creencias y prácticas espirituales son parte esencial de la vida cotidiana, contar con información estadística confiable permite no solo dimensionar la diversidad religiosa, sino también fortalecer el respeto a la libertad de culto, un derecho garantizado por la Constitución. Entender esta diversidad ayuda a construir una sociedad más incluyente y consciente de su riqueza espiritual.