Las lluvias de este año podrían marcar el inicio de una recuperación sostenida para el Lago de Chapala, el cuerpo de agua más grande de México y fuente clave de abastecimiento para la Zona Metropolitana de Guadalajara.
Aunque su nivel actual roza el 52 por ciento de su capacidad, hasta el 2 de julio, especialistas estiman que el temporal 2025 podría elevar el almacenamiento hasta un 65 por ciento, e incluso acercarse al umbral ideal del 75 por ciento en los próximos años.
Cifras del Instituto de Limnología y Sustentabilidad de la Universidad de Guadalajara señalan que este año el estiaje fue menos severo que el anterior. En 2024, el lago descendió hasta 36 por ciento de su capacidad, mientras que en junio de 2025 apenas cayó al 48 por ciento. Este comportamiento abre la puerta a una recuperación más consistente si las lluvias mantienen su ritmo.
Actualmente, el lago almacena 4 mil millones de metros cúbicos de agua, con capacidad para albergar hasta 8 mil millones. A lo largo del año, Chapala aporta en promedio 6.6 metros cúbicos por segundo a la ciudad de Guadalajara, lo que representa 208 millones de metros cúbicos anuales, equivalentes a una pérdida de 20 centímetros en el nivel del lago.
Aunque las lluvias ofrecen un respiro, el futuro de Chapala sigue amenazado por múltiples factores. La temperatura del agua aumentó casi cuatro grados Celsius en las últimas tres décadas, lo que acelera la evaporación y afecta la biodiversidad. En 1990, la temperatura promedio era de 19.5ºC; en 2024, subió a 23.4ºC.
Además, la proliferación de algas nocivas es un riesgo para la calidad del agua que consumen millones de tapatíos. Mientras los estándares europeos permiten un máximo de 2 mil células por litro, en Chapala se han registrado hasta 30 mil. Estas algas generan toxinas que el sistema de agua potable no detecta ni mide, lo que pone en entredicho la seguridad del suministro.
Otro problema es la presencia de especies invasoras como la lobina negra, introducida para la pesca deportiva. Este depredador amenaza al charal, especie endémica del lago y pilar de la economía local en las comunidades ribereñas".
El escenario actual es, por primera vez en años, moderadamente optimista. Pero la recuperación no dependerá únicamente del clima. Requiere una gestión ambiental más estricta, políticas públicas enfocadas en conservación, y freno a las actividades que presionan el ecosistema.
El temporal 2025 no será la solución definitiva, pero sí podría marcar el inicio de un cambio de rumbo para el lago más emblemático de México.