La Virgen de Guadalupe es sin duda una figura icónica en la fe católica y un símbolo de profundo significado para millones de personas en todo el mundo, especialmente para los fieles de México y América Latina.
Este año se celebran 492 años de sus apariciones en nuestro país, la imagen se ha convertido en un faro de esperanza y fe, brindando consuelo a aquellos que recurren a ella en busca de ayuda y guía.
En Guadalajara desde el Santuario, las muestras de fe no se hicieron esperar, cientos de personas se congregaron para decir un gracias, o pedirle con súplicas a la morenita que los auxilie ante sus necesidades. "La fe católica del pueblo de México no descansa en instituciones ni siquiera en la Iglesia Católica, sino en la visión sagrada de los pueblos mesoamericanos en la visión de comunidad o de familia extensa, en este caso en la matria, así lo llamó San Luis González y González a propósito del lugar que nos sirvió de cuna, la matria de los mexicanos es el Tepeyac", explica el vocero de la Arquidiócesis de Guadalajara, Tomás de Hija Ornelas.
El texto Nican Mopohua escrito en náhuatl, cuenta las cuatro apariciones que tuvo la Virgen de Guadalupe a Juan Diego, un indígena en el año de 1531, en dicho texto se narran también los milagros de la Virgen en el cerro del Tepeyac, lugar donde nace la fe hacia la madre de Dios por parte de las comunidades indígenas, esa fe hoy en día, se traducen en palabras que los fieles elevan a la madre de Dios agradeciendo y pidiendo su intercesión. "Para mí es todo, es nuestra madre, simboliza eso, yo ya no tengo a mi madre y mi refugio aunque la tuviera es ella, es mi refugio, es mi adoración es en lo que creo, es en mis raíces", dice el señor Pedro.
Sin duda alguna ése amor que se refleja en el actuar de cada mexicano es la muestra de la fe que se tiene por la Virgen de Guadalupe, desde su Santuario en Guadalajara miles de peregrinos se congregaron para festejar a la virgen de Tepeyac.
El señor Rafael es un testimonio de fe, después de padecer tantos problemas de salud, atribuye a la virgen el milagro de estar vivo, por ello arribó hasta el altar de la virgen con una ramo de flores como signo de agradecimiento. "Estuve al borde de la muerte, infartos, el covid dure un mes días internado, donde estuve en la sala del seguro murieron nueve personas y yo salí con bien", explicó.
"Mucha alegría y el milagro que me hizo, no pude ir a México pero aquí estoy presente", agregó elevando su rostro hacia el cielo.
"Ser Guadalupano es algo esencial, desde entonces para el mexicano ser Guadalupano no es de los dientes para afuera", concluyó en su explicar el sacerdote Tomás de Hijar.