Jalisco conserva el mote de Gigante Agroalimentario de México y se posiciona como el principal productor agrícola del país. En 2025 registra 1 millón 601 mil hectáreas sembradas y 1 millón 472 mil hectáreas cosechadas, superando a estados como Veracruz y Michoacán.
Sin embargo, el liderazgo estatal no es el mismo de años atrás. Jalisco dejó de ser el primer productor nacional de maíz y ahora se ubica detrás de Sinaloa. En caña de azúcar pasó del segundo al tercer lugar. En el caso del frijol, la producción también presenta descensos. En 2010, el estado sembró 602 mil 239 hectáreas de maíz ?544 mil 359 de maíz blanco y 57 mil 880 de amarillo?, mientras que para 2020 la superficie se redujo a 580 mil 940 hectáreas. En frijol, la cosecha bajó de 16 mil 100 toneladas en 2010 a 11 mil 100 en 2020.
La razón principal de estos cambios es la reconversión productiva. Muchos agricultores sustituyen cultivos tradicionales como maíz, caña y frijol por productos con mayor valor comercial como berries, agave y aguacate. En 2020, datos del INEGI muestran que el 34.68% del total de ingresos agrícolas en Jalisco provino del agave, mientras que el maíz aportó 24.23%. El aguacate, que en 2012 representaba 1.21% del valor de producción, alcanzó 5.86% ocho años después.
Aunque la decisión busca mayores dividendos, no siempre ofrece los resultados esperados. La saturación del mercado, la presencia de intermediarios y la especulación reducen las ganancias. El agave enfrenta ya sobreproducción y ventas comprometidas hasta por siete años. En el aguacate, el peso de los intermediarios limita su rentabilidad.
"Con el cambio de uso de suelo, para establecer varios monocultivos que se han estado imponiendo, vamos a decirlo así en los últimos tiempos. Sabemos del avance en el establecimiento de superficies con huertas de aguacate, también el establecimiento de agave tequila.", expresó Gerardo Alberto González Cuevas, investigador en manejo forestal por la Universidad de Guadalajara
En la última década, la cosecha de agave, aguacate y berries se ha triplicado en Jalisco y ya está presente en 122 de los 125 municipios. Los cambios se notan sobre todo en Los Altos de Jalisco (Arandas, Tepatitlán y Atotonilco el Alto) y en la Región Valles.
El impacto no se limita a la disponibilidad de alimentos básicos. La reconversión también reduce superficies destinadas a la ganadería, aumenta el consumo de agua y transforma zonas forestales para producir berries y aguacate.
Expertos advierten que, si no se corrige el rumbo, las consecuencias en la producción agrícola serán mayores. Plantean otorgar incentivos a cultivos tradicionales, eliminar a los especuladores de la cadena de comercialización y fortalecer los apoyos para productores de maíz, frijol y caña.