El machuelo tuvo una vida efímera. Hace apenas dos semanas, trabajadores lo construían sobre la carretera a Nogales. Se trataba de una división de concreto de unos 200 metros de largo y apenas 10 centímetros sobre el suelo, pintado con el característico color amarillo tráfico de las señales viales. Comenzaba en la salida del paso a desnivel de la colonia La Moderna y avanzaba en recta paralelo a la lateral, con un único propósito: evitar los choques de costado entre vehículos que circulaban por los carriles centrales y los que lo hacían por la lateral.
La idea de este machuelo seguramente surgió en alguna oficina donde, como ocurre con muchas buenas intenciones, se evalúa si es viable, pero no necesariamente conveniente. La intención parecía positiva, pero se omitió algo fundamental: no se consideró el entorno real.
El pasado viernes 1 de agosto fue su prueba de fuego. La existencia de machuelo provocó un congestionamiento que se extendió por 13 kilómetros, hasta el crucero con la autopista a Tepic. Algunas personas tardaron hasta seis horas en llegar de este punto al Periférico Poniente.
La tormenta de esa madrugada repitió lo que sucede cada temporal: inundó los pasos a desnivel de Technology Park y La Moderna. Pero fue en este último donde se originó el colapso vial.
El anegamiento provocó que la circulación por los carriles centrales se suspendiera y los vehículos en dirección a Guadalajara tuvieras que tomar las laterales. Sin embargo, por la existencia de machuelo, las cosas empeoraban: los dos carriles de la lateral se reducían a uno solo. Ese único carril, además, completamente deteriorado, con baches cubiertos por el agua. La construcción del machuelo impedía cambiar de carril o buscar otra vía. Encapsulaba a los automovilistas en una trampa sin salida.
El resultado fue un cuello de botella monumental. De cuatro carriles funcionales, solo uno quedaba parcialmente útil,, pero era prácticamente intransitable. Así se vivió uno de los embotellamientos más severos de los últimos años. Seis horas para llegar a casa.
Este sábado por la tarde, la efímera vida de machuelo llegó a su fin. Personal del Gobierno del Estado lo demolió en menos tiempo del que tardaron en construirlo. Una semana y media fue su duración. En un post en redes sociales documentaron el final y como las máquinas los arrancaban del pavimento y lo transformaban en escombros color amarrillo tráfico.
Por increíble que parezca, un simple bloque de concreto trastocó la vida de miles de personas. Machuelo fue un ejemplo más de cómo una idea bien intencionada, pero mal ejecutada, puede causar más problemas que soluciones.