Concluyó el temporal y, con la llegada de las temperaturas invernales a la Zona Metropolitana de Guadalajara, comenzó a deteriorarse la calidad del aire. Cada año, el descenso térmico favorece la acumulación de micropartículas en el ambiente, principalmente PM10 y PM2.5, generadas por procesos de combustión, como el uso de vehículos, la quema de basura y las emisiones industriales.
Este 2025 resultó especialmente crítico para la metrópoli, pues los episodios de mala calidad del aire alcanzaron niveles nunca antes registrados. De acuerdo con la Secretaría de Medio Ambiente de Jalisco, se han activado 167 precontingencias y 21 contingencias fase 1, superando por mucho cualquier antecedente. Para dimensionar el aumento, el año con más activaciones hasta ahora había sido 2018, con 84 episodios; es decir, la cifra prácticamente se ha duplicado.
De acuerdo con especialistas del Instituto de Astronomía y Meteorología de la Universidad de Guadalajara, las condiciones meteorológicas dominantes entre octubre y mayo se caracterizan por una atmósfera prácticamente en calma. La presencia de vientos débiles provoca que los contaminantes se concentren durante la noche, la madrugada y las primeras horas de la mañana. A esto se suma la ubicación geográfica y el relieve de la ciudad, que favorecen el encapsulamiento de partículas, así como la influencia de la geomorfología y los fenómenos de inversión térmica, que dificultan la dispersión de contaminantes.
Los contaminantes criterio más dominantes en la ciudad son el monóxido de carbono, los óxidos de nitrógeno y de azufre, además de las partículas suspendidas totales. clasificadas en PM10, PM5 y PM2.5, las cuales, al reaccionar entre sí, generan ozono fotoquímico. Estas sustancias, particularmente las partículas finas y el ozono, representan los mayores riesgos a la salud humana durante los periodos de máxima concentración.
Las autoridades ambientales explican que parte de este repunte obedece a una nueva calibración de los equipos de monitoreo, que ahora ofrecen mediciones más precisas y sensibles sobre las concentraciones de contaminantes. Sin embargo, la tendencia también refleja una acumulación de factores atmosféricos y urbanos que han deteriorado la calidad del aire en la ciudad.
De acuerdo con especialistas del Instituto de Astronomía y Meteorología de la Universidad de Guadalajara, las condiciones meteorológicas dominantes entre octubre y mayo se caracterizan por una atmósfera prácticamente en calma. La presencia de vientos débiles provoca que los contaminantes se concentren durante la noche, la madrugada y las primeras horas de la mañana. A esto se suma la ubicación geográfica y el relieve de la ciudad, que favorecen el encapsulamiento de partículas.
"La ubicación geográfica donde se desarrolla nuestra estructura urbana y el relieve hace que estos contaminantes pues se favorezca en cuanto a su concentración y también hemos mencionado que la geomorfología también influye en esto", expresó Mario Enrique García Guadalupe, investigador del IAM-
En lo que va de 2025, 146 días han presentado condiciones de mala calidad del aire, frente a 143 días con niveles aceptables. Las lluvias contribuyen temporalmente a limpiar la atmósfera al arrastrar partículas suspendidas, pero con el fin del temporal, la situación vuelve a agravarse.
De nueva cuenta, las estaciones de monitoreo ubicadas en el sur de la ciudad, Miravalle, Santa Fe y Las Pintas, son las que más episodios registran con calidad del aire deficiente. Su ubicación en zonas bajas favorece el encapsulamiento de contaminantes, incluso los que provienen de otras áreas metropolitanas.
Con el invierno en puerta y una tendencia al alza en los niveles de partículas finas, los retos para mantener un aire respirable en Guadalajara se intensifican, exigiendo medidas más efectivas de movilidad, control de emisiones y cultura ambiental ciudadana.