La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, rechazó este miércoles las acusaciones de incitar protestas violentas en Los Ángeles y aseguró que sus declaraciones fueron sacadas de contexto.
La mandataria respondió a los señalamientos de la secretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Kristi Noem, quien afirmó que Sheinbaum había alentado las recientes manifestaciones por las redadas migratorias realizadas en esa ciudad.
"Nunca hemos llamado a una movilización violenta, jamás en toda nuestra vida", sostuvo Sheinbaum durante su conferencia matutina. Aclaró que sus declaraciones anteriores hacían referencia a un llamado pacífico en contra de la propuesta de un impuesto del 3.5% a las remesas enviado desde Estados Unidos, pero que nunca se promovió la violencia.
La controversia surgió después de que Noem, en una comparecencia junto al presidente Donald Trump en el Despacho Oval, señalara a Sheinbaum de "alentar más protestas" tras las detenciones de migrantes por parte del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). Según reportes oficiales, al menos 61 mexicanos fueron arrestados en esos operativos.
Sheinbaum lamentó que sus palabras hayan sido distorsionadas y recalcó que siempre ha defendido a los mexicanos en el extranjero sin incitar al enfrentamiento. "Es absolutamente falso", subrayó al referirse a los señalamientos de la funcionaria estadounidense. "Jamás creemos en la violencia ni en provocarla", añadió.
La presidenta mexicana explicó que esta situación será uno de los temas a tratar con el subsecretario de Estado, Christopher Landau, quien se reunirá con ella en Palacio Nacional. Subrayó la importancia de mantener una relación diplomática firme pero respetuosa con Estados Unidos. "Nos une una frontera de más de 3,000 kilómetros y nuestras economías están estrechamente conectadas", dijo.
Sheinbaum reafirmó que México siempre defenderá su soberanía y a su pueblo, tanto dentro como fuera del país. "No buscamos subordinación, sino una relación de iguales", enfatizó. Asimismo, hizo un nuevo llamado a una reforma migratoria integral en Estados Unidos, que reconozca la contribución de la comunidad mexicana.
Finalmente, la mandataria recalcó que la migración no puede enfrentarse con redadas ni violencia. En lugar de eso, propuso soluciones de fondo que aborden las causas y garanticen los derechos humanos de quienes buscan mejores oportunidades en el extranjero.