Estudios de Sherer y Levounis señalan que se han identificado alteraciones en regiones clave, como volumen
reducido de sustancia gris en la corteza prefrontal dorsolateral y el giro cingulado anterior.
El impacto a la salud mental y calidad de vida de las personas derivado de las adicciones tecnológicas van en aumento y a pesar de que médicos lo han alertado las adicciones no ceden. Estas adicciones conductuales abracan comportamientos como el uso exclusivo de videojuegos, redes sociales, internet y dispositivos móviles.

Un estudio recuente de Malander indicó que el 70% de los adolescentes está conectado a internet todo el día, y un 40% lo está hasta el momento de ir a dormir. Aunque no todas las conductas tecnológicas se reconocen oficialmente como trastornos las consecuencias negativas y asociadas la colocan en el centro de debates psicológicos y sociales.
Pero vámonos un poco más a fondo, las adicciones tecnológicas no solo afectan el comportamiento observable, sino también genera cambios significativos en la estructura y función del cerebro. Estudios de Sherer y Levounis señalan que se han identificado alteraciones en regiones clave, como volumen reducido de sustancia gris en la corteza prefrontal dorsolateral y el giro cingulado anterior, áreas cruciales para el control ejecutivo y la regulación emocional. Esto está asociado con la capacidad de tomar decisiones y controlar impulsos, reforzando patrones de uso compulsivo.
