De acuerdo con datos recientes, el 67.7% de los niños y el 66.2% de los adolescentes en México presentan niveles preocupantes de inactividad física, lo que representa un riesgo significativo para su salud presente y futura.
Este fenómeno se ha convertido en un problema de salud pública, agravado principalmente por la insuficiente presencia y calidad de la educación física en el sistema escolar. En muchas instituciones, esta asignatura es reducida, poco valorada o incluso eliminada, lo cual limita el desarrollo de hábitos saludables y afecta negativamente el bienestar integral de niñas, niños y adolescentes.
Expertos en salud infantil advierten que la falta de actividad física se asocia con un aumento en los índices de obesidad, enfermedades metabólicas, problemas de salud mental, así como una disminución en el rendimiento académico y la socialización.
Promover el ejercicio y el movimiento desde las aulas no solo contribuye al desarrollo físico, sino que también fomenta la disciplina, el trabajo en equipo y la autoestima, elementos esenciales para la formación de ciudadanos saludables y responsables.
Ante este panorama, se hace un llamado urgente a las autoridades educativas, escuelas y familias para fortalecer la educación física como parte fundamental del currículo escolar, y garantizar que todos los estudiantes tengan acceso a espacios, infraestructura y programas que promuevan una vida activa y saludable.