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18 de Junio del 2025
Cultura

Apps: la esclavitud voluntaria con WiFi incluido

Apps: la esclavitud voluntaria con WiFi incluido

Antes hacías fila, ahora haces scroll. Y en ambos, pierdes tiempo



Las apps se han convertido en nuestro sistema operativo personal. Desde el desayuno hasta la noche, nos organizan, entretienen y acompañan.


En un solo dispositivo llevamos la banca, la oficina, la lista del súper, el mapa, el álbum de fotos? y, a veces, hasta al terapeuta.


Por eso, perder el celular ya no es solo una molestia: es casi una tragedia digna de novela. Se va la agenda, el banco, el grupo del trabajo? y muchas veces, también la calma.


Lo usamos sin pensar. Desbloqueamos la pantalla, vemos un par de TikToks y, sin darnos cuenta, las horas se evaporan. Entonces surge la pregunta:



¿Cuándo fue la última vez que pasaste un día entero sin usar una app?



México y su prótesis digital

En México, el celular es casi una extensión de nuestro cuerpo. Según la OCDE, somos el tercer país que más tiempo pasa frente a la pantalla, con un promedio de 8 horas al día.


Gran parte de ese tiempo se va en apps que poco a poco se colaron en nuestra vida: WhatsApp, Facebook, YouTube, Netflix, banca digital, compras y trámites gubernamentales.


El verdadero acelerón llegó con la pandemia. El encierro nos empujó directo al mundo digital. Las reuniones se mudaron a Zoom, las clases a Google Meet, los pagos a apps bancarias. Lo que antes hacíamos en persona, ahora se resuelve con una notificación.



Según distintos estudios, el tiempo diario en apps creció entre un 30% y un 50% en comparación con los años previos al confinamiento. Y esta tendencia sigue firme



¿En qué se nos va todo ese tiempo?

En conversaciones que duran cinco minutos pero nos roban media hora. En scrolls que empiezan buscando una receta y terminan en un túnel de teorías conspirativas. En apps que antes solo servían para algo? y ahora nos tienen fichados.


Las apps más populares en México hasta 2024, según Statista:

  • WhatsApp: 63 millones de usuarios. De chat entre amigos a centro de trabajo, comité escolar, grupo vecinal y lugar de crisis existenciales a las 3 a.m. ¿Quién no ha sido agregado a un grupo nuevo apenas entra a una empresa?


  • YouTube: Más de 61 millones. La nueva escuela abierta 24/7 donde vemos noticias, tutoriales, documentales y hasta recetas.


  • Facebook y TikTok: Esta última fue la más descargada en 2022, gracias al confinamiento y su scroll infinito. No solo ocio, también fuente de información, inspiración y desinformación. Entre retos virales y recetas, también hay fake news y discursos manipuladores.


  • Mercado Libre: La reina del comercio electrónico. Ya desde el celular puedes pedir desde el súper hasta electrodomésticos o ese jabón coreano que promete milagros.



La banca digital no se queda atrás. La Asociación de Bancos de México reporta que más de 91 millones de personas usan servicios bancarios digitales, con un crecimiento del 11.2% entre 2023 y 2024


Diferentes generaciones, diferentes apps

  • Centennials (18-25 años): Prefieren apps de entretenimiento, delivery como Uber Eats y citas como Tinder.


  • Millennials (26-40 años): Prioridad en apps de trabajo (Zoom), compras (Amazon) y salud (Doctoralia).


  • Generación X y boomers (40+): Usan más apps funcionales: WhatsApp, Google Maps, banca digital, a menudo con ayuda familiar.



Pero hay un punto que une a todos: la conexión a internet. Aquí aparece una gran brecha digital.


En muchas zonas rurales o comunidades marginadas, el acceso a internet sigue siendo limitado o inexistente, dejando fuera a quienes más podrían beneficiarse.


¿Qué perdemos y qué ganamos?

La digitalización facilita la vida, pero también nos hace perder habilidades que antes teníamos: cocinar sin tutorial, orientarnos sin GPS, socializar sin mensajes.


Muchos jóvenes dependen tanto de las apps que delegan tareas básicas en ellas, mientras que los adultos mayores enfrentan exclusión digital al no tener acceso o conocimientos tecnológicos.


Además, la digitalización forzada ?cuando todo solo está en línea? excluye a quienes no tienen internet o saben usarla, profundizando la desigualdad.


La interacción humana también se resiente: menos contacto físico puede afectar nuestra empatía y calidad de relaciones.



Los "me gusta" en redes sociales muchas veces sustituyen conexiones genuinas, creando una dependencia tecnológica tan fuerte que basta con que falle el internet para que se paralicen actividades esenciales



El futuro híbrido: tecnología con sentido

Todo lo que no era digital se adaptó o murió. No hay vuelta atrás: las apps llegaron para quedarse.


Pero la clave está en cómo las usamos. ¿Somos dueños de la tecnología o sus prisioneros? Esa línea la trazamos nosotros.


No se trata de renunciar a lo digital, sino de usarlo con sentido, sin dejar que nos robe habilidades, autonomía ni conexiones reales.



La verdadera revolución será cuando logremos ese equilibrio: convivir con la tecnología sin perder lo humano.





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