A partir de 2026, el incremento en los impuestos aplicados a los cigarros y a los refrescos saborizados comenzará a reflejarse directamente en los bolsillos de los consumidores, quienes ya anticipan un alza en los precios de ambos productos.
La medida forma parte del ajuste fiscal anual que busca desalentar el consumo de artículos considerados dañinos para la salud.
Especialistas señalan que el incremento implicará que tanto una cajetilla de cigarros como una botella de refresco cuesten más que en años anteriores, lo cual podría afectar el gasto cotidiano de miles de personas. Sin embargo, pese al encarecimiento que se prevé para 2026, varios ciudadanos aseguran que el consumo difícilmente disminuirá.

"No, yo creo que no, los que fuman van a seguir fumando, el que es vicioso va a seguir comprando yo creo, de los baratos o sueltos, un vicio más peligroso la soda todavía dicen, la azúcar todavía es más adictiva, la soda no se va a dejar de vender" expresó un ciudadano del Puerto.

En el caso de los refrescos, se prevé que el aumento provoque un ligero descenso en las ventas al inicio del año, pero estiman que la demanda se estabilizará, como ha ocurrido en incrementos anteriores. Para los cigarros, la expectativa es similar, un aumento en precio, pero poca variación en el consumo.
"Ahí si lo miro un poquito más difícil porque está más pesada la adición con el tabaco, pero conforme al aumento del tabaco y de la soda yo creo que, si hay que hacerse algo, es un daño a la salud muy grave, si se tendría que tomar una medida y poniéndoles unos impuestos más altos pues por ahí se puede empezar" mencionó Marco Gastelum, ciudadano de Guaymas.
