Christian Martínez, Agente del Ministerio Público, adscrito a la Fiscalía General de Justicia del Estado de Sonora, ha encontrado en la música un espacio de equilibrio emocional que complementa su exigente labor diaria.
Desde hace algunos años, descubrió una pasión profunda por el violín, instrumento que lo llevó a conectar con los sonidos del mariachi y el country, géneros que hoy forman parte esencial de su vida en su tiempo libre.
Tocar el violín no solo le permite a Christian liberar el estrés que conlleva su trabajo, sino también fortalecer su sensibilidad y empatía al momento de atender a las personas que acuden a él en busca de justicia.
La disciplina que exige la música y la emoción que transmite cada nota se traducen en una atención más humana, cercana y comprensiva hacia las víctimas y sus familias.
Para Christian, la música es más que un pasatiempo: es una herramienta que le ayuda a mantener el equilibrio entre la razón y el corazón.
Su historia es ejemplo de cómo la vocación por el servicio público puede ir de la mano con el arte, y cómo pequeños actos personales pueden transformar la manera en que se ejerce la justicia.