A simple vista, un atardecer intensamente rojo puede parecer una postal perfecta: cielos encendidos en tonos naranjas, rojizos y púrpuras que pintan de poesía el final del día. Sin embargo, detrás de esa belleza aparente se esconde una señal de alarma ambiental que no debe pasar desapercibida.
La ciencia y la conciencia ambiental coinciden; estos espectáculos visuales, cada vez más frecuentes e intensos, están ligados a una creciente contaminación atmosférica.
FACTORES NATURALES Y HUMANOS
El fenómeno ocurre por una combinación de factores naturales y humanos. Por un lado, el ángulo bajo del sol durante el amanecer o el atardecer provoca que la luz solar recorra un trayecto más largo a través de la atmósfera.
Por otro lado, y de forma más preocupante, la presencia de contaminantes en el aire como partículas finas, aerosoles, humo industrial o polvo intensifica esta dispersión, saturando el cielo de colores cálidos y llamativos. Según datos de la Organización Mundial de la Salud.
"Las espectaculares puestas de sol se deben a una propiedad única llamada dispersión de Raleigh. La atmósfera terrestre está compuesta por moléculas de aire que dispersa la luz solar. Cuando la traviesa la luz está compuesta por diferentes longitudes de onda, incluyendo el resto de naranja, amarillo, verde, azul violeta" señaló Saul Grijalva, astrónomo.
EXPERTOS ADVIERTEN GRADO DE CONTAMINACIÓN
Los expertos advierten que las partículas de polvo, arena, ceniza o arcilla suspendidas en el aire también contribuye al enrojecimiento del cielo. Aunque estos escenarios puedan parecer fascinantes, su origen tiene implicaciones preocupantes para la salud.
A La exposición prolongada a estos contaminantes se relaciona con enfermedades respiratorias, cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares e incluso cáncer de pulmón.
Los cielos rojos no deberían ser interpretados como una muestra de la magnificencia de la naturaleza, sino como una advertencia palpable del impacto de la actividad humana en el medio ambiente. Mientras más partículas haya en la atmósfera, más intensos serán estos colores, y más riesgoso será el aire que respiramos.
"En los atardeceres y amaneceres, la luz tiene que recorrer mayor distancia a través de la atmósfera, lo que aumenta la dispersión de la luz azul y violeta, dejando a la luz roja y naranja, atravesar la atmósfera y llegar a nuestros ojos, dando ese color rojizo Factores como el polvo o contaminación afectan haciendo que los colores se vean más intensos y rojos" comentó Saul Grijalva. astrónomo.
Los atardeceres rojos, aunque hermosos, reflejan las consecuencias de nuestra huella en el planeta