La obesidad se ha convertido en una de las principales amenazas para la salud pública a nivel nacional. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), nuestro país ocupa el cuarto lugar en América con mayor prevalencia de sobrepeso y obesidad, una posición alarmante que evidencia la urgencia de atender este problema de manera integral.
Este fenómeno no solo afecta la calidad de vida de quienes lo padecen, sino que también representa una carga considerable para el sistema de salud, debido al aumento en enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, hipertensión, enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer, todas ellas asociadas al exceso de peso. Además, la obesidad no distingue edades: afecta tanto a adultos como a niños y adolescentes, comprometiendo el desarrollo saludable de las futuras generaciones.
La obesidad es considerada una "bomba de tiempo" porque sus consecuencias, aunque en muchos casos no son inmediatas, se manifiestan con el paso de los años y repercuten en la productividad, los gastos médicos y la esperanza de vida de la población.
Combatir este problema requiere del compromiso conjunto del gobierno, las instituciones educativas, el sector salud, las familias y la sociedad en general. Es fundamental promover una cultura de prevención mediante una alimentación balanceada, la actividad física regular y la educación en salud desde edades tempranas. Asimismo, se deben implementar políticas públicas efectivas que regulen la publicidad de alimentos ultraprocesados y fomenten entornos más saludables.
Si no se actúa con prontitud y decisión, el impacto de la obesidad seguirá creciendo, comprometiendo no solo la salud individual, sino también el desarrollo económico y social del país. El momento de actuar es ahora.