En la era digital, los videojuegos se han consolidado como una de las formas de entretenimiento más populares entre niños y adolescentes. Sin embargo, no todos los títulos son inofensivos. Diversos estudios y reportes de instituciones de seguridad digital han advertido sobre el riesgo que representan ciertos videojuegos y plataformas interactivas para menores de edad, debido a su contenido violento, sexualizado o por facilitar el contacto con personas desconocidas.
Plataformas como Roblox y Fortnite, aunque ampliamente populares, han sido señaladas por expertos por permitir interacciones sin filtros entre usuarios de todas las edades. En algunos casos, los menores pueden ser expuestos a acoso (grooming), bullying, e incluso a contenido inapropiado disfrazado de juegos inofensivos.
Otro ejemplo es Grand Theft Auto V, un juego dirigido a adultos que simula actividades delictivas, uso de drogas y escenas sexualizadas. A pesar de estar clasificado para mayores de 18 años, es común que menores tengan acceso a este contenido sin restricción.
El uso sin supervisión de videojuegos como Call of Duty o incluso títulos aparentemente inocentes como Among Us, puede derivar en la normalización de la violencia, insensibilización emocional y alteraciones del comportamiento, especialmente en niños más pequeños.
Ante esta realidad, expertos en psicología infantil y seguridad digital recomiendan a padres y tutores:
Supervisar los juegos que consumen sus hijos.
Activar controles parentales en consolas, computadoras y móviles.
Limitar el tiempo de juego y fomentar actividades recreativas fuera de pantalla.
Dialogar abiertamente sobre los peligros en línea.
En un entorno digital que evoluciona rápidamente, la educación en el uso responsable de la tecnología es clave para garantizar la seguridad y el desarrollo sano de niñas, niños y adolescentes.