Axel Rosas ya tenía todo listo para su graduación: el esfuerzo, las calificaciones, y el deseo de tomarse una foto con toga y birrete. Pero una deuda acumulada de más de nueve mil pesos con la prepa donde estudiaba, el CETIS 59 de Torreón, lo dejó fuera del evento.
La imagen de él, solo en un salón, se viralizó. Lo que vino después fue una respuesta ciudadana que logró cubrir el adeudo y abrirle las puertas a una ceremonia que, como él mismo dijo, pensó que no viviría.
"Yo no me imaginé que iba a pasar todo esto. Dije: 'Ya me quedé sin foto y sin graduación, no hay problema', pero ya se hizo todo y, pues, finalmente me estoy graduando", contó Axel Rosas.
Quedó huérfano desde los 10 años y vive solo. Estudia por la mañana, trabaja por la tarde, y con lo que gana apenas cubre su renta. La imagen que circuló provocó indignación y, en respuesta, personas comenzaron a donar dinero para cubrir su deuda escolar: 9,100 pesos por la colegiatura y 900 más por el acto de graduación.
"Fue todo inesperado, se lo agradezco de todo corazón. Eso va a estar en todo el resto de mi vida, va a ser una anécdota muy fuerte que les voy a contar a mis hijos si es que tengo hijos. Y todas las personas que me siguen y me apoyaron, se los agradezco con todo mi corazón", dijo.
Ayer, en su graduación en el Teatro Nazas, Axel pensó que estaría solo, pero no fue así. Fue escoltado por motociclistas hasta el recinto, acompañado por sus compañeros y, al final, abrazado por su hermano. El apoyo de la gente y el recuerdo constante de su madre, su mayor motor, lo hicieron sentirse querido y acompañado.
"A veces me levantaba con desánimos, pos no, ya no quiero seguir estudiando. Pero todo eso se lo debo a mi mamá, porque cuando falleció, ella quería que siguiéramos estudiando. Todo el esfuerzo que estoy haciendo es para ella", dijo, conmovido.
Ahora, con una beca recién ofrecida, Axel se prepara para el siguiente paso: estudiar Criminología en la universidad. Su meta está clara. El sistema, sin embargo, sigue en deuda con él y con miles de jóvenes más que por la precariedad económica, muchas veces ven truncados sus sueños.