Las apps te espían más de lo que crees, y menos de lo que podrían
Vivimos con el teléfono en la mano. Trabajamos, nos comunicamos, compramos, socializamos y nos entretenemos a través de aplicaciones. Pero, ¿alguna vez te has preguntado qué tanto saben esas apps de ti?
La respuesta es incómoda: saben más de lo que imaginas. Desde tu ubicación hasta tus hábitos de sueño, tus contactos, gustos, historial de navegación, con quién hablas o cuánto caminas.
Y todo esto queda registrado. Aunque no lo veas, tus datos están en movimiento constante
¿Qué datos recolectan las apps?
Aplicaciones como WhatsApp, YouTube o TikTok suelen pedir acceso a distintos recursos de tu celular: ubicación, cámara, micrófono, contactos, mensajes SMS, historial de llamadas, notificaciones? incluso cuando no las estás usando.
Aceptar esos permisos permite que recojan información útil, claro: usar el GPS para ubicarte, activar la cámara en una videollamada, almacenar archivos en la nube
Pero esa misma información también puede servir para cosas menos evidentes: personalizar anuncios, rastrear tus hábitos de consumo, analizar tu comportamiento, crear un perfil detallado de ti como usuario, o incluso alimentar sistemas de inteligencia artificial.
¿Qué tanto aceptamos sin saber?
El 68?% de los mexicanos usamos entre 6 y 20 aplicaciones móviles con regularidad, según el informe Expectativas del consumidor mexicano para la seguridad en aplicaciones móviles de Appdome, citado por Reseller. Es decir, convivimos con ellas todo el tiempo.
¿Cuántas veces no nos ha pasado? Descargas una app, te pide permiso para acceder a tu ubicación. Decides negarlo ...y enseguida aparece el mensaje: "No es posible acceder al servicio, acepta el permiso". Entonces piensas: ¿para qué me lo preguntan si en realidad no tengo opción?
Terminas aceptando todo lo que te piden, casi sin leer. Porque los términos y condiciones son largos, están en letra minúscula y resultan incomprensibles.
Así que haces scroll y le das "aceptar" sin pensarlo. Y te justificas: "Si fuera peligroso, nadie la usaría, ¿no?"
Cuando el "acepto" abre la puerta al riesgo
El verdadero problema comienza cuando las apps solicitan más permisos de los que realmente necesitan para funcionar. Es ahí cuando tu privacidad se pone en juego.
En enero de 2019, se descubrió una base de datos MongoDB sin contraseña que expuso casi 5 millones de registros fiscales (CFDI) de 41 empresas en México. La filtración incluyó nombres, direcciones, datos fiscales y personales de empleados y clientes. Todo eso terminó en internet sin protección alguna.
¿El riesgo? Robo de identidad, fraudes, ataques de phishing o extorsión digital. El INAI (Instituto Nacional de Transparencia) intervino, exigió que se notificara a los afectados, se mejoraran los protocolos de seguridad y se ofreciera monitoreo de identidad. Pero el daño ya estaba hecho.
Y este no es un caso aislado. Cada año surgen filtraciones que comprometen millones de cuentas y datos personales. La mayoría de las veces, el usuario no se entera hasta que es demasiado tarde
Los términos que nunca leemos (y que sí importan)
Los términos y condiciones de uso son documentos legales que definen cómo puede una app usar tus datos, qué derechos cedes, qué responsabilidades tienes como usuario y hasta qué hacer en caso de conflicto. El problema es que casi nadie los lee.
Un estudio de Deloitte (2017) citado por Do we actually agree to these terms and conditions? reveló que el 91?% de los usuarios los acepta sin leerlos. Entre jóvenes de 18 a 34 años, el número sube al 97?%. O sea, prácticamente todos.
Y no es menor. Muchos de estos textos incluyen cláusulas que permiten prácticas como:
Hoy en día, existen herramientas que facilitan entender lo que estás aceptando. Puedes copiar los términos y pedir a una IA que te los resuma en lenguaje sencillo. Así, decir sí o no ya se convierte en una decisión informada. Y eso marca la diferencia
¿Cómo protegerte sin desconectarte del mundo?
No se trata de vivir con paranoia, ni de borrar todas tus apps y mudarte a una cabaña sin WiFi. Pero sí de usar la tecnología con criterio. Aquí algunas recomendaciones del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT):
Las apps no necesitan espiarnos tanto... pero pueden hacerlo. Y muchas veces, lo hacen. En este mundo hiperconectado, donde gran parte de nuestra vida transcurre en una pantalla, la privacidad dejó de ser un derecho automático para convertirse en una elección consciente.
Aceptar términos sin leer, permitir accesos sin pensar o ignorar que nuestros datos tienen valor es parte del "pacto moderno" que hicimos por comodidad digital. Pero cada clic que damos -o no damos- tiene consecuencias.
No se trata de decirle adiós a la tecnología. Se trata de saber qué estás aceptando, proteger tu información y asumir con responsabilidad tu vida digital. Porque si no lo haces tú, nadie más lo hará por ti.