La crisis de la agroalimentación mundial provocada por la guerra de Ucrania se ha cronificado, cumplidos nueve meses, y como toda afección crónica tiene altibajos que en este momento son el alivio por el acuerdo sobre los cereales y la preocupación por los fertilizantes.
Pasados nueve meses desde el comienzo del conflicto entre dos grandes actores agrícolas (Rusia y Ucrania), muchos analistas señalan que la crisis se venía gestando de antes -por la inflación o el clima- pero quedan ya pocas dudas de su alcance y mucha incertidumbre sobre la oferta futura de alimentos.
La prórroga de cuatro meses del acuerdo entre Rusia y Ucrania -con la mediación de Turquía y la ONU- para exportar cereales por vía marítima ha rebajado las tensiones y está garantizando el abastecimiento.
En consecuencia, las curvas de los precios del grano y de oleaginosas están en un momento de "valle" frente a "picos" como los registrados en primavera, según los datos del sector comercial y de redes gubernamentales de datos, pero la volatilidad está latente.
Ucrania es el primer proveedor de maíz de España -país deficitario- y el cuarto exportador mundial; también lidera las exportaciones globales de aceite de girasol y es el primer suministrador de este producto en el mercado español.
Rusia es el segundo exportador de trigo (contando la Unión Europea (UE) como bloque en primer lugar) y lo vende principalmente en Oriente Medio y en el norte de África; Ucrania es el quinto.
En fertilizantes, Rusia lidera también la exportación, con un 15 % del suministro mundial.
BAJADA MOMENTÁNEA DE PRECIOS
El pacto para la salida del cereal ucraniano y las estadísticas de organismos como el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, en sus siglas en inglés) sobre la suficiencia de las cosechas han rebajado las tensiones mercantiles.
Del tránsito del cereal de Ucrania depende que en los mercados haya "20 millones de toneladas más o menos" y con la prórroga del acuerdo -con España entre los más beneficiados- se garantiza el abastecimiento, según declara a Efeagro el secretario general de la patronal de comerciantes de cereales Accoe, José Manuel Álvarez.
En lo que va de mes los precios del trigo, del maíz y de la cebada han bajado un 3 % en las lonjas españolas, según Accoe.
Pero el trigo blando y el maíz son un 21 % más caros que en enero y que 2019 y, apunta Álvarez, la calma podría romperse en cualquier momento.
España importa 15 millones de toneladas de cereales al año y entre seis o siete millones de toneladas de oleaginosas, materias primas fundamentales para los piensos y para la ganadería.
Queda patente que no hay problema de abastecimiento en la UE pero otros países importadores podrían tener dificultades derivadas de su coste.
FERTILIZANTES
En el campo preocupa el gasto en los fertilizantes, que se ha triplicado o quintuplicado en lo que la Comisión Europea (CE) define como la crisis más grave de estos productos desde hace 50 años.
No obstante, se ha superado "la época más complicada" de precios del gas natural -en verano provocó cierres de plantas de amoniaco-, con lo que si se logra reanudar la producción europea de abonos nitrogenados y fosfatados bajarán los precios, según declaró en un acto en Zaragoza el secretario general de Agricultura, Fernando Miranda.
Los Gobiernos de la UE están debatiendo medidas para paliar este problema, tales como ayudas de Estado o la prioridad a los fabricantes de abonos en el uso del gas si se interrumpe el suministro.
LAS LECCIONES Y EL CAMINO
Frente a la guerra, Bruselas ha mostrado flexibilidad puntual en algunas normas de la Política Agrícola Común (PAC), para favorecer la siembra agrícola, pero sigue firme en sus propuestas para acelerar una transición verde.
"Si tenemos dependencia del gas ruso acelerarla (la transición) nos va a permitir esa independencia energética (...) Y en la PAC cambio de rumbo no, pero flexibilidad sí para llegar a ello y facilitar la vida a los agricultores", declara a Efeagro la directora de la CE en España, María Ángeles Benítez.
Laboratorios de investigación (Think tanks) como el Centro de Barcelona para Asuntos Internacionales Cidob, el Chatham House o El Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE) concluyen que la guerra ha acelerado una crisis del comercio alimentario que se generó antes de febrero.
Abogan en sus informes por actuaciones de los Gobiernos y por una transformación de la cadenas de suministro pues, como apunta un informe del IEEE, se "avecina una grave crisis" que no solo va a aumentar las hambrunas, sino que puede desencadenar disturbios civiles por el precio de los alimentos.
Mercedes Salas / EFE