Del campo al narco: eventos que marcaron a Michoacán
Seguridad

Del campo al narco: eventos que marcaron a Michoacán

Por: Meganoticias MX
CDMX
Fecha: 19-12-2025

Del campo al narco: la historia detrás del conflicto michoacano



Michoacán es uno de los estados con mayor diversidad cultural, pues las comunidades purépechas han mantenido vivas sus lenguas, fiestas y formas de organización a través de la música tradicional, la danza y las celebraciones comunitarias, que no se realizan únicamente por temporada turística, sino que forman parte de la vida cotidiana.


En este estado se puede encontrar una gran variedad de ecosistemas: bosques, lagos, playas, zonas volcánicas y regiones agrícolas. Destacan espacios como el lago de Pátzcuaro, la costa michoacana y la Reserva de la Mariposa Monarca.


Son muchos y variados los aspectos considerados "buenos" que se pueden mencionar sobre Michoacán; sin embargo, es imposible negar que también existen problemas como la violencia, la pobreza y la impunidad, los cuales no surgieron de la nada, sino a partir de distintos eventos que han marcado la historia tanto del estado como del país.



Aquí te contamos algunos de ellos


  • El Cártel del Milenio

Durante la década de 1950, ante las oportunidades económicas limitadas y aprovechando la fertilidad del territorio, algunos agricultores de Michoacán tomaron la decisión de abandonar el cultivo de aguacate para dedicarse a la siembra de marihuana y amapola, productos que abastecían a organizaciones criminales de mayor escala, principalmente asentadas en Sinaloa.


En ese contexto surgió la llamada familia Valencia, que comenzó a cultivar en municipios como Aguililla y Uruapan, formalizándose más tarde bajo el nombre del Cártel del Milenio. A diferencia de otros grupos criminales que llegaron después, este fue el primer cártel originado en Michoacán, no una organización externa que "entró" al estado. En sus inicios, su actividad se limitaba a la producción y venta de drogas a traficantes más grandes.


Con el paso del tiempo, el Cártel del Milenio amplió sus operaciones al tráfico de cocaína, estableciendo alianzas con el Cártel de Medellín y utilizando rutas del Pacífico mexicano. Para garantizar protección y distribución, también se vinculó con el Cártel de Tijuana y el Cártel de Sinaloa, extendiendo su influencia a Colima, Jalisco y algunas zonas de Estados Unidos.



La llegada del Cártel del Golfo y posteriormente de Los Zetas a Michoacán cambió por completo el equilibrio criminal en la región


Ambos grupos buscaban controlar las rutas de importación de cocaína desde Sudamérica y dominar la producción local de drogas, lo que desató enfrentamientos violentos que dejaron cientos de muertos y provocaron el colapso del control del Cártel del Milenio.


Con la entrada de Los Zetas, la dinámica criminal se transformó: ya no se trataba únicamente del negocio de las drogas, sino también de extorsiones, secuestros y violencia directa contra la población.


Tras el arresto de Armando Valencia, el dominio territorial quedó en manos de Los Zetas. Sin embargo, antiguos integrantes del Cártel del Milenio, junto con disidentes del propio grupo zeta, se rebelaron y alrededor de 2006 dieron origen a La Familia Michoacana, que argumentaba seguir un alto código de conducta moral.



La forma en que anunciaron el nacimiento de este nuevo cártel fue tan violenta y simbólica que, hasta hoy, sigue provocando asombro y horror entre quienes conocen este episodio de la historia criminal de Michoacán



  • Cabezas rodando en la pista del baile

El 7 de septiembre de 2006, en un bar ubicado en Uruapan, Michoacán, de nombre Sol y Sombra, mientras la población disfrutaba de un momento de esparcimiento, al menos cinco personas, que según datos abiertos iban encapuchadas y portaban armas largas, ingresaron al lugar vestidas con uniformes de la Agencia Federal de Investigación (AFI) y comenzaron a disparar al aire.


Ordenaron a los clientes, aterrorizados, que se tiraran al suelo y, de una bolsa de plástico, sacaron cinco cabezas humanas, las cuales arrojaron a la pista de baile, provocando pánico y conmoción entre los asistentes.


De acuerdo con The New York Times, las víctimas eran vendedores callejeros de metanfetaminas ligados a la Familia Valencia. Habían sido secuestrados un día antes en un taller mecánico que funcionaba como fachada y fueron degollados en vida con un cuchillo.


Las víctimas habrían sido asesinadas como venganza por el homicidio de una mujer embarazada presuntamente vinculada a La Familia.



Era el anuncio oficial de un nuevo grupo criminal, había entrado al "negocio" "La Familia Michoacana", siendo este un acto de intimidación para rivales y autoridades


Esta situación generó pánico en Uruapan, donde las cortinas de los negocios permanecieron cerradas, el turismo fue casi nulo y las decapitaciones se volvieron la norma en el estado, una situación a la que se le llamaría "zetanización", término que hacía referencia a tácticas extremas, brutales y sanguinarias empleadas por distintos grupos criminales, inspiradas originalmente por el cártel de Los Zetas.


Semanas después del hecho ocurrido en el bar, ya se registraban al menos 17 cabezas cercenadas atribuidas a La Familia, otras dos en Zitácuaro y nueve más en fosas clandestinas.


Los reportes hablaban de cientos de muertos, cuerpos expuestos en la vía pública acompañados de narcomensajes, como ocurrió en una localidad de Uruapan donde, al amanecer, fueron encontrados siete hombres sentados en sillas sobre una de las principales avenidas. Tenían entre 15 y 40 años, estaban maniatados y presentaban heridas de bala.



La violencia en la región estaba creciendo de manera exponencial. Pero los pobladores no se iban a quedar de brazos cruzados


  • El pueblo se arma para luchar con la violencia: Nacen las Autodefensas

Tras diversas divisiones internas en La Familia Michoacana y la presunta muerte de su líder, Nazario Moreno González, el grupo comenzó a fragmentarse, dando paso al surgimiento de un nuevo cártel: Los Caballeros Templarios.


Esta organización criminal impuso un sistema de extorsión generalizada que abarcó prácticamente todas las actividades económicas de la región: desde vendedoras de tortillas, tiendas de barrio y negocios de uñas, hasta grandes exportadores. A estas prácticas se sumaron secuestros, violaciones y asesinatos, lo que profundizó el clima de terror entre la población.


El hartazgo social frente a esta violencia derivó en la creación de las llamadas autodefensas, que surgieron formalmente en 2013 en municipios como Tepalcatepec, La Ruana y Buenavista Tomatlán.



Agricultores, comerciantes y migrantes se armaron para enfrentar el control templario y proteger sus comunidades


Las armas provinieron de contrabando desde Estados Unidos, decomisos e incluso del apoyo de otros cárteles, principalmente el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), con el objetivo de desplazar a Los Caballeros Templarios.


Las autodefensas instalaron retenes comunitarios y aplicaron una forma de "justicia vigilante", es decir, sin autoridad legal asumieron tareas de seguridad, castigo a delincuentes y control del orden, lo que incluyó expulsiones y ejecuciones.


Para 2014, las autodefensas contaban con entre 15 y 20 mil integrantes en 34 municipios, convirtiéndose en el mayor movimiento civil armado desde 1994. Con apoyo vecinal, lograron recuperar ciudades como Nueva Italia y Apatzingán.


El gobierno del entonces presidente Enrique Peña Nieto primero ignoró y después criminalizó a estos grupos; sin embargo, la magnitud de la violencia hizo imposible seguir evadiendo el problema.

 


El Estado reconoció su incapacidad y firmó un acuerdo para legalizar a una parte de las autodefensas como Cuerpos de Defensa Rural, registrar armas e integrarlas a la policía. Más de 400 integrantes comenzaron a portar uniforme y recibir salario, mientras otros fueron encarcelados


Con el crecimiento del poder del CJNG y el apoyo previo que este brindó a las autodefensas, surgieron los Cárteles Unidos, una alianza integrada por exautodefensas y otros grupos criminales con el objetivo de frenar la expansión del CJNG.


No obstante, este bloque se volvió altamente controvertido, al pasar de ser visto como un movimiento "protector" de la población a un espacio de oportunidad para el poder y el dinero.


Con el tiempo, algunos de sus integrantes se involucraron en narcotráfico, extorsión a productores locales y control territorial, protagonizando enfrentamientos tanto con el CJNG como con las fuerzas de seguridad.


Los grupos criminales no solo infiltraron a quienes intentaron combatirlos, sino presuntamente también a autoridades locales, corrompidas por dinero, intimidación o poder.



Una realidad que, aunque durante años fue señalada de manera informal, terminó por confirmarse con hechos que presuntamente evidenciaron hasta dónde alcanzaba la influencia del crimen organizado



  • El Michoacanazo

Con la llegada de Felipe Calderón a la presidencia empezó la llamada "guerra contra el narco", en la que se desplegaron 6 mil 500 soldados y policías federales para atacar frontalmente al crimen organizado.


Esto se debió a que se argumentó que existía infiltración del narcotráfico en las instituciones públicas, corrompiendo a policías, alcaldes y funcionarios para facilitar sus operaciones.


En una operación conjunta entre la Policía Federal Preventiva (PFP) y el Ejército Mexicano, realizada en 2009, se ejecutaron detenciones simultáneas en varios municipios de Michoacán, en las que fueron arrestadas alrededor de 35 personas, entre ellas 11 presidentes municipales, 16 altos funcionarios y un juez.



Esto bajo el argumento de que los detenidos protegían a La Familia Michoacana, facilitando sus actividades a cambio de sobornos o por coacción


Estos argumentos se sustentaban en testimonios de testigos protegidos, como "El Titi" y "La Tuta", quienes alegaban haber entregado pagos mensuales a funcionarios para permitir el tráfico de drogas y evitar operativos. Sin embargo, los testimonios fueron controvertidos y se denunció que se violaron los derechos humanos de los detenidos, quienes habrían sido torturados.


Ese mismo año, siete alcaldes y otros funcionarios fueron enviados a prisión preventiva, aunque posteriormente lograron salir. Tres años más tarde, un juez que liberó a 12 de los detenidos fue destituido, acusado de irregularidades, lo que intensificó las sospechas de corrupción judicial.



Políticamente, esto fortaleció la narrativa de impunidad: todos los detenidos regresaron a la vida pública, algunos incluso reelegidos


Es innegable que Michoacán está marcado históricamente por la violencia, con hechos que en ocasiones parecen sacados de una ficción.


Para muchos mexicanos de otros estados, estos sucesos resultan impactantes y provocan asombro; sin embargo, al percibirlos como lejanos a su realidad inmediata, terminan asumiéndolos como parte de lo que ocurre en el país. 


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