En México, acceder a atención psicológica oportuna se ha convertido en una barrera persistente tanto en el sector público como en el privado. A pesar del creciente reconocimiento de la importancia de la salud mental, la falta de personal especializado sigue siendo una constante en gran parte del país, incluidos estados como Durango.
De acuerdo con datos de la Secretaría de Salud y el Observatorio Laboral de la STPS, México cuenta con más de 357 mil psicólogos registrados, pero solo alrededor de 8,600 laboran en el sector público. Esto equivale a 6.6 psicólogos por cada 100 mil habitantes, una cifra baja frente a la alta demanda: hasta el 80?% de personas con trastornos mentales no recibe atención adecuada.
El panorama se agrava por la desigual distribución. Un tercio de los psiquiatras públicos del país se concentran en Ciudad de México, mientras que 21 estados (donde vive el 70?% de la población) tienen menos de un psiquiatra por cada 100 mil habitantes.
En Durango, datos locales recientes arrojan una imagen precisa: entre enero de 2024 y la fecha actual se registraron 5?516 consultas psicológicas para 1?210 pacientes, incluidos adultos y menores; esto implica múltiples sesiones por usuario ?. Además, se atiende a unas 90 personas por semana, aunque aproximadamente el 40?% se retira antes de completarse el tratamiento.
La falta de psicólogos en el sistema de salud representa una brecha crítica que va más allá de la infraestructura: se trata de una deuda estructural con millones de personas. De mantenerse esta tendencia, el país continuará postergando una agenda urgente que impacta directamente en la calidad de vida, la productividad y el bienestar social.