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15 de Mayo del 2024
Sociales

Don Matías de los pocos afiladores qué hay en Durango

Don Matías de los pocos afiladores qué hay en Durango
Por: Luis Carlos Bruciaga
Durango
27-10-2023

El oficio de afilador es una habilidad artesanal que se ha vuelto cada vez más rara en la sociedad moderna. En un mundo donde la tecnología y la automatización dominan la fabricación y el afilado de herramientas, encontrar un verdadero artesano como el señor Matías se convierte en una experiencia única. En una conversación con él, nos revela su apasionante historia y cómo ha dedicado casi dos décadas a la confección y afilado de serruchos para mantenerse económicamente.

Matías, un hombre de apariencia sereno y manos hábiles, comparte que su viaje en el mundo de la fabricación y afilado de serruchos comenzó hace aproximadamente veinte años. La razón detrás de su elección de oficio es simple pero profunda: la necesidad de salir adelante económicamente y la pasión por el trabajo manual. Con determinación, se embarcó en una carrera que se ha convertido en una parte integral de su vida.

Lo que distingue a Matías es su compromiso con la tradición y la artesanía. En un taller modesto, con herramientas simples pero precisas, fabrica serruchos de alta calidad a mano. Cada serrucho es una obra maestra que lleva su esencia y habilidad impresa. Se enorgullece de utilizar métodos tradicionales que han sido transmitidos a través de generaciones, y su enfoque meticuloso garantiza que cada pieza sea única.

Los serruchos que Matías fabrica son altamente demandados por aquellos que valoran la calidad y la precisión en su trabajo. Sus clientes incluyen a albañiles, aserraderos y personas en general que buscan herramientas confiables. La destreza de Matías y la atención al detalle se reflejan en cada serrucho que sale de su taller.

Hacer un serrucho desde cero es un proceso que requiere tiempo y dedicación. Matías nos cuenta que, en promedio, le lleva entre 4 y 5 horas completar un solo serrucho. Cada paso, desde la selección de la madera adecuada hasta el templado de la hoja y el afilado, es llevado a cabo con precisión y cuidado. Cada diente del serrucho se afila minuciosamente para garantizar un corte suave y eficiente. Para Matías, cada serrucho es una creación única que lleva un pedazo de su alma.

A medida que conversamos con él, queda claro que el oficio de Matías no se trata solo de una fuente de ingresos, sino de una pasión que lo ha sostenido durante décadas. Él siente una profunda conexión con su trabajo y se enorgullece de ser uno de los pocos artesanos que mantienen viva esta tradición. A pesar de los desafíos que enfrenta en un mundo cada vez más automatizado, su determinación y amor por su oficio lo mantienen firme en su camino.

La historia del señor Matías es un recordatorio de la importancia de preservar las artesanías tradicionales en un mundo que avanza rápidamente hacia la automatización. Su dedicación y pasión son un testimonio de que la artesanía no solo es una forma de ganarse la vida, sino también una forma de mantener viva nuestra herencia cultural y transmitirla a las generaciones futuras.





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