Durango atraviesa una situación económica compleja marcada por la disminución en el flujo de remesas y un crecimiento trimestral negativo en los últimos meses de 2024. Según datos oficiales, aproximadamente el 10% de las familias en el estado dependen económicamente de los recursos que les envían sus familiares desde Estados Unidos, lo que ha generado preocupación ante la primera reducción en el volumen de remesas registrada en la última década.
De enero a septiembre de 2024, el estado recibió 1,021.9 millones de dólares en remesas, cifra inferior a los 1,038.6 millones del mismo periodo en 2023. Esta disminución se atribuye a diversos factores, incluyendo la situación económica en Estados Unidos, cambios en las políticas migratorias y el temor de los migrantes a realizar envíos ante la incertidumbre legal. El impacto se ha reflejado directamente en el poder adquisitivo de muchas familias duranguenses que históricamente han dependido de estos ingresos para cubrir sus necesidades básicas.
A nivel macroeconómico, el estado experimentó una contracción del 0.6% en el último trimestre de 2024 respecto al periodo anterior, aunque mantuvo un crecimiento anual entre el 5% y 6%. Esta desaceleración ha provocado un aumento en los índices de desempleo, especialmente en el interior del estado, donde sectores como la construcción y la minería han mostrado signos de debilidad. A pesar de que las exportaciones y el empleo formal se mantienen como pilares relativamente estables, la pobreza laboral y la falta de oportunidades en ciertas regiones siguen siendo desafíos pendientes.
Ante este escenario, especialistas en economía señalan la urgencia de implementar políticas públicas que reduzcan la dependencia de las remesas y fomenten la generación de empleos locales. Entre las propuestas destacan la diversificación de actividades productivas, el impulso a proyectos de inversión en municipios con mayores índices de desempleo y la negociación de acuerdos con el gobierno estadounidense para facilitar el envío de remesas, como posibles exenciones fiscales.
Las autoridades estatales han reconocido la necesidad de actuar con prontitud para evitar que esta situación afecte aún más a las familias vulnerables. Mientras tanto, organizaciones civiles han llamado a implementar programas de capacitación laboral y apoyo a emprendedores, especialmente en zonas rurales donde el acceso al empleo formal es limitado. Aunque Durango mantiene fundamentos económicos sólidos en varios sectores, la actual coyuntura exige medidas innovadoras que garanticen mayor estabilidad y reduzcan la dependencia de factores externos para el sustento de miles de hogares.
El comportamiento de la economía duranguense en los próximos meses dependerá en gran medida de la capacidad para reactivar el empleo local y generar alternativas de ingresos para las familias afectadas por la reducción de remesas. Mientras tanto, el estado enfrenta el reto de equilibrar su crecimiento económico con políticas sociales que protejan a los sectores más vulnerables de la población.