El mezcal producido en Durango se alista para representar a México en el escenario mundial, gracias al esfuerzo de productores locales que han logrado cumplir con los estrictos requisitos de exportación. Según datos de la Secretaría de Economía del estado, de las 60 marcas comerciales reconocidas en la entidad, solo 30 cuentan con registro formal ante autoridades como Hacienda, Economía y el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial. De estas, apenas 15 reúnen todos los requisitos para exportar, incluyendo normas de calidad, trazabilidad y etiquetado adecuado. Sin embargo, el Clúster del Mezcal de Durango reporta cifras más alentadoras: de sus 35 marcas afiliadas, 20 ya están habilitadas para llevar el producto a mercados internacionales, lo que revela una discrepancia entre los datos oficiales y los del sector productivo.
Este avance ha sido posible gracias a la labor de organizaciones como el Clúster del Mezcal y la Asociación Mexicana de Mujeres Jóvenes Empresarias (AMMJE), que promueven la certificación bajo la Norma Oficial NOM-070. Hasta 2024, ya habían logrado certificar 25 marcas, un paso fundamental para el uso legal de la denominación "mezcal" y la protección de marcas registradas. Este proceso de formalización no solo beneficia a los productores, sino que ha generado más de 800 empleos directos y cerca de 4,000 indirectos, principalmente en municipios como Durango capital, Mezquital, Nombre de Dios, Poanas y Tepehuanes, donde se concentra la producción de esta bebida ancestral.
No obstante, el camino hacia la internacionalización no está exento de desafíos. Aproximadamente el 70% de las marcas de mezcal en Durango operan de manera informal, sin los registros necesarios ante las autoridades fiscales o de propiedad industrial, lo que limita significativamente su capacidad para exportar. Esta situación es particularmente relevante en regiones como Mezquital, donde más del 70% de la población es indígena y muchas familias dependen económicamente del cultivo del agave y la producción artesanal de mezcal. En comunidades como El Venado, las vinatas (fábricas tradicionales de mezcal) operan en tierras ejidales y distribuyen sus ingresos de forma colectiva, beneficiando tanto a las familias productoras como a los jornaleros locales.
El potencial del mezcal duranguense es innegable, pero requiere de mayor apoyo para consolidarse en el mercado global. Mientras algunas marcas ya están listas para competir internacionalmente, muchas otras necesitan regularizar su situación para acceder a este tipo de oportunidades. El reto no es solo incrementar el número de exportadores, sino también garantizar que los beneficios económicos lleguen a las comunidades que preservan los saberes tradicionales detrás de esta emblemática bebida. Con los esfuerzos adecuados, el mezcal de Durango podría convertirse en un producto estrella de México ante el mundo, generando desarrollo para las regiones que lo producen y orgullo para todo el país.