Un grito de dolor y exigencia que atraviesa fronteras estatales ha sido emitido por las familias de Durango que buscan desesperadamente a sus seres queridos desaparecidos en Mazatlán. La Asociación Civil Buscando Emilio?s, un colectivo formado por padres, madres y familiares cuyo sufrimiento se mide en años de incertidumbre, ha lanzado un contundente comunicado para demandar a las autoridades de Sinaloa una acción inmediata y efectiva en la investigación y localización de al menos diez personas originarias de Durango, cuyas desapariciones se han registrado en un lapso que abarca desde 2008 hasta el presente año 2025. Con un mensaje claro, aclaran que su lucha no es contra el puerto, sino una batalla por la vida y la justicia.
Quienes están al frente de esta demanda son los integrantes de Buscando Emilio?s, una organización que nació del dolor compartido y la necesidad de apoyarse mutuamente. Estas familias, provenientes de diversas comunidades de Durango, han unido sus voces para amplificar una búsqueda que individualmente se pierde en la burocracia y la indiferencia. Su objetivo no es señalar a la sociedad mazatleca, con la que aseguran no tener conflicto alguno, sino interpelar directamente a las instancias de gobierno de Sinaloa que tienen la responsabilidad legal y moral de resolver estos casos.
La forma en que están actuando es a través de la organización y la presión social pacífica. El comunicado público es una herramienta estratégica para visibilizar una crisis que consideran ignorada. A través de este documento, exigen de manera específica una investigación seria y exhaustiva de cada uno de los casos, una coordinación real y fluida entre las fiscalías de Durango y Sinaloa, y, de manera crucial, una atención digna y humanitaria para las familias que se desplazan hasta el puerto en busca de respuestas. Su lucha se basa en el principio de presentación con vida, rechazando cualquier narrativa que dé por perdidas a sus familiares.
El momento de este llamado público es ahora, en 2025, pero representa la culminación de una espera angustiosa que para algunas familias se remonta a 2008. Cada día que pasa sin noticias es una eternidad para estos duranguenses, cuyo tiempo se detuvo el día que su ser querido desapareció.
El escenario principal de esta tragedia es el municipio de Mazatlán, Sinaloa, el punto donde se esfumaron las diez personas cuyos casos documenta la asociación. Sin embargo, el impacto y el dolor reverberan con intensidad en las comunidades de origen en Durango, de donde son oriundas las víctimas. Esta situación dibuja un mapa de desaparición interestatal que evidencia la necesidad de protocolos de búsqueda que trascienden los límites geográficos y la voluntad política para que ninguna familia, sin importar su lugar de residencia, tenga que enfrentar sola el infierno de no saber dónde está su hijo, su hermano o su padre. La lucha de Buscando Emilio?s es un recordatorio de que la desaparición de una persona es una herida abierta para una comunidad entera.