Desde el Templo de Nuestra Señora de los Ángeles, Fray Sergio ofrece una mirada honesta y equilibrada sobre los retos que enfrenta la juventud actual. En su labor pastoral, ha sido testigo tanto de las dificultades como del enorme potencial que tienen los jóvenes para transformar la sociedad.
"Sí, hay un auge preocupante en el consumo de drogas y otras adicciones, como el uso excesivo del celular, que han alejado al joven de su encuentro con Dios. Pero también quiero ensalzar a los jóvenes, porque el panorama no es totalmente oscuro", expresó Fray Sergio.
Reconoce que, pese a las adversidades, existe una generación comprometida con causas sociales, ambientales y humanitarias. Jóvenes que, aunque no siempre lo hacen desde el ámbito religioso, luchan por la justicia, la paz y la dignidad humana. "Recuerdo cuando ocurrió el terremoto en la Ciudad de México, hace unos años, los primeros en salir a rescatar fueron los jóvenes. Lo mismo ocurrió en España con los derrumbes e inundaciones. Son ellos quienes salen a ayudar", añadió.
Fray Sergio subraya que la juventud se mueve entre una doble vertiente: la tentación de los vicios y la búsqueda genuina de un mundo mejor. Por ello, desde la Iglesia, su misión es promover valores, espiritualidad y conciencia crítica. "No se trata de prohibir, sino de enseñarles a discernir lo que les hace bien. El deporte, la música, el arte? todo aquello que los hace sentir plenos y útiles para los demás", dijo.
También señaló la responsabilidad compartida con las familias. Muchos padres, marcados por carencias pasadas, hoy intentan darlo todo a sus hijos, lo cual a veces conlleva a la pérdida de ciertos valores. Sin embargo, también hay padres que se esfuerzan por formar a sus hijos con firmeza y amor. "La salud mental está estrechamente relacionada con lo emocional, con el entorno familiar. Pero vemos familias que luchan, que quieren ofrecer lo mejor de sí mismas: sus virtudes, sus valores, su compromiso con la sociedad".
Fray Sergio concluye con un llamado a la esperanza y a la acción: "La juventud no está perdida. Solo necesita espacios, guía y oportunidades para elegir el bien. No podemos ser solo espectadores, tenemos que acompañarlos".