Durante más de una década, los residentes de varios fraccionamientos y colonias de la ciudad de Durango han padecido un problema ambiental y de salud pública de gran envergadura: la contaminación crónica del arroyo seco que atraviesa sus comunidades. Este conflicto, que se manifiesta a través de la acumulación desmedida de basura y residuos de todo tipo en el cauce y sus alrededores, ha derivado en situaciones de alto riesgo, como la severa inundación que afectó al fraccionamiento San Ángel a principios de septiembre, la cual causó importantes pérdidas económicas. El incidente, según peritajes, fue provocado por el colapso de un tubo de desagüe obstruido por la basura, evidenciando la conexión directa entre el abandono del espacio y las emergencias para la población.
Quienes sufren las consecuencias de manera directa y continua son los habitantes de colonias como Puertas del Sol, Tierra y Libertad, Manuel Buendía y el propio fraccionamiento San Ángel. Vecinos de todas las edades, pero especialmente los menores de edad y los adultos mayores, ven su salud amenazada por la proliferación de insectos, roedores y los malos olores, además del riesgo latente de contraer enfermedades gastrointestinales, respiratorias y de la piel. La calidad de vida de estas familias se ve severamente deteriorada por una problemática que perciben como ignorada durante años.
La forma en que se desarrolla esta contaminación es a través de la disposición indiscriminada de desechos, tanto comunes como de mayor tamaño, e incluso animales muertos, dentro del canal y en sus márgenes. Esta basura no solo genera un impacto visual y olfativo desagradable, sino que obstruye el flujo natural del agua, incrementando el riesgo de inundaciones durante la temporada de lluvias. Además, los residuos contaminan el suelo y, al descomponerse, pueden filtrar lixiviados que afectan los mantos freáticos y emiten gases contaminantes al aire.
El momento en que el problema alcanzó su punto más crítico reciente fue a principios de septiembre, con la inundación en San Ángel que visibilizó ante las autoridades la gravedad de la situación. No obstante, los vecinos señalan que la acumulación de basura es un padecimiento que llevan sufriendo por más de diez años, un problema recurrente que las acciones de limpieza realizadas no han logrado erradicar de fondo, debido a la falta de vigilancia y de campañas de concientización permanentes.
El lugar específico de este conflicto ambiental es el cauce del arroyo seco que recorre las colonias mencionadas en la zona metropolitana de Durango. A pesar de que la autoría ha realizado trabajos de reparación en la infraestructura hidráulica dañada y de limpieza puntual, los residentes temen que, sin una supervisión constante y sin medidas disuasorias para evitar que la gente arroje más desechos, el ciclo de contaminación e inundaciones se repetirá. La solución, según apuntan los afectados, no se limita a la remediación reactiva, sino que requiere de un programa integral que incluya educación ambiental, recolección eficiente de basura y la aplicación de sanciones para lograr un cambio duradero y proteger el bienestar de la comunidad.