No importa el dolor si se tiene devoción

Dulce López, movida por un profundo agradecimiento hacia la Virgen de Guadalupe por la salud de su sobrino, emprendió un gesto de devoción extraordinario durante la celebración del 12 de diciembre. Desde el comienzo de la explanada hasta llegar al altar, llevó a cabo el trayecto de rodillas, sosteniendo a su sobrino en brazos. Este acto, cumpliendo así con su manda, representa un testimonio conmovedor de fe, determinación y gratitud.

El día 12 de diciembre se convirtió en una jornada especial para Dulce López, quien, con su sobrino entre sus brazos, transitó toda la explanada de rodillas. Este gesto no fue solo una expresión de agradecimiento, sino también un acto de humildad y entrega hacia la Virgen de Guadalupe. A lo largo de la travesía, Dulce no se detuvo en ningún momento, desafiando el cansancio y el posible dolor que este acto devocional pudiera causar.

La determinación de Dulce López, evidenciada al recorrer la explanada de rodillas, ilustra la profundidad de su conexión con la Virgen de Guadalupe. Su fe y devoción se manifestaron de manera tangible en este sacrificio personal, cargando a su sobrino mientras avanzaba hacia el altar. Este gesto va más allá de una simple tradición; es un acto de entrega y gratitud que simboliza la importancia de la fe en la vida de Dulce y su familia.

A lo largo de esta travesía, la familia de Dulce la acompañó, ofreciendo un apoyo moral y emocional fundamental. Juntos, manifestaron su agradecimiento a la Virgen de Guadalupe por las bendiciones que han recibido en sus vidas. La unidad familiar durante este acto de devoción resalta la importancia de la fe compartida como un vínculo que fortalece los lazos familiares y la conexión espiritual.

Dulce López y su familia expresaron abiertamente su gratitud hacia la Virgen de Guadalupe por las bendiciones que han llegado a sus vidas. Este testimonio de agradecimiento no solo se limita a las palabras, sino que se traduce en acciones concretas como la romería de rodillas por la explanada. La Virgen de Guadalupe, venerada como un símbolo de esperanza y protección, se convierte en el centro de esta manifestación de fe y gratitud.

Este acto de devoción, más allá de su carácter individual, refleja la esencia de la celebración del 12 de diciembre como un momento donde la comunidad se une en agradecimiento y veneración hacia la Virgen de Guadalupe. La historia de Dulce López destaca cómo estas expresiones de fe trascienden lo personal para convertirse en testimonios conmovedores de la conexión espiritual que une a la comunidad en celebración y agradecimiento.