Romería guadalupana cierra sin incidentes, pero deja 25 sanciones administrativas

La celebración de la romería guadalupana cerró con un saldo blanco en materia de seguridad, un logro que autoridades atribuyen a los operativos preventivos desplegados. Sin embargo, tras la aparente calma, la revisión oficial reveló un número significativo de infracciones que comprometieron la seguridad pública, obligando a las autoridades a replantear los protocolos para futuras ediciones y endurecer la supervisión.

El presidente de la Comisión de Actividades Económicos del Cabildo capitalino, Ariel Maa, confirmó que al término de la festividad del 12 de diciembre no se registraron incidentes mayores que lamentar. Este resultado positivo fue el fruto de la coordinación entre diversas dependencias municipales y estatales que mantuvieron un dispositivo de vigilancia constante en los alrededores del Santuario.

Sin embargo, Maa precisó que este saldo blanco en seguridad no equivale a un cumplimiento normativo perfecto. Durante los operativos de inspección, se levantaron al menos 25 actas administrativas contra distintos comerciantes establecidos en la zona. Estas sanciones fueron aplicadas por tres tipos de irregularidades recurrentes: la invasión de espacios públicos más allá de los límites autorizados, el uso de conexiones eléctricas irregulares o no permitidas, y el manejo de tanques de gas LP con capacidades superiores a las 10 kilos, lo que está estrictamente prohibido en aglomeraciones.

Estas faltas, aunque no derivaron en emergencias, representaron un riesgo latente para los miles de asistentes. La presencia de cilindros de gas de mayor tamaño y las instalaciones eléctricas precarias en medio de una multitud compacta eran factores que podían haber desencadenado un incidente grave.

Ante este panorama, el funcionario municipal adelantó un cambio de estrategia. Reconoció que la supervisión debe reforzarse para el próximo año. Anunció que para la próxima edición de la romería se aplicarán medidas de control más estrictas desde el inicio de la instalación de los puestos, con el objetivo claro de prevenir riesgos y evitar que se repitan las mismas infracciones, buscando garantizar que la tradición y la seguridad puedan coexistir sin compromisos.