El pasado fin de semana, durante la subasta ganadera realizada en la Feria Nacional Villista, un grupo de familiares de pacientes oncológicos del Centro Estatal de Cancerología (CECAN) se manifestó para exigir el suministro de medicamentos. La protesta expuso nuevamente el desabasto que enfrentan quienes reciben tratamiento en ese centro público de salud.
En respuesta, el secretario de Salud del estado, Moisés Nájera, declaró que la manifestación se debió a una "falta de comunicación" entre los familiares y el personal del CECAN. Según el funcionario, en varios casos los pacientes o sus madres gestionaron por su cuenta la obtención de medicamentos o estudios, sin notificar a trabajo social o al área médica correspondiente.
"Lo que encontramos fue que algunas solicitudes nunca llegaron a los canales adecuados, porque se hablaban entre ellos, por chats internos, y buscaban alternativas por su cuenta. Eso complicó el seguimiento institucional de cada caso", explicó Nájera.
El funcionario reconoció que no todos los medicamentos están disponibles en inventario. Afirmó que hay fármacos que actualmente se encuentran en proceso de licitación, pero insistió en que el sector salud tiene convenios con hospitales y otras instituciones para cubrir los faltantes de manera temporal.
"No negamos la situación. Hay medicamentos que están en lista de adquisición. Cuando eso ocurre, se busca apoyo externo para cubrir la necesidad", aseguró.
Aunque dijo que cada caso ya está siendo revisado de forma individual, no ofreció un plazo concreto para la regularización del abasto. Tampoco especificó cuántos pacientes han sido afectados, ni cuáles medicamentos están pendientes de surtir.
La protesta puso sobre la mesa un problema que no es nuevo: la fragmentación en la respuesta institucional ante enfermedades de alta complejidad. Para las familias, no se trata solo de comunicación deficiente, sino de un sistema que las obliga a improvisar soluciones frente a carencias recurrentes.