En Durango y gran parte del país, acceder a servicios de nutrición adecuados sigue siendo una dificultad real, sobre todo para la población con menos recursos. Aunque existen centros de salud públicos que ofrecen atención gratuita, muchos de estos servicios operan bajo esquemas limitados que impiden un seguimiento nutricional efectivo.
Los profesionales encargados de brindar asesoría a través de programas de salud pública cuentan con herramientas básicas, lo que limita su capacidad para desarrollar planes personalizados o dar seguimiento puntual a los pacientes. Esto reduce el impacto de las intervenciones y deja fuera a muchas personas que requieren una orientación alimentaria más profunda.
En el estado de Durango, hay 11,913 centros de salud, que forman parte de la red de atención del IMSS-Bienestar. Estos centros, junto con 635 hospitales, forman una red pública de atención médica gratuita con cobertura universal. A nivel nacional, se estima que hay 1 nutriólogo por cada 39,000 habitantes en México, lo que sugiere una posible escasez de profesionales de la nutrición.
A esta situación se suman otros obstáculos estructurales. Muchas personas enfrentan inseguridad alimentaria y viven en zonas donde el acceso a alimentos frescos, variados y saludables es escaso o nulo. Esto se traduce en una dieta basada en productos ultra procesados, ricos en calorías pero pobres en nutrientes.
Grupos vulnerables como niños, adolescentes y personas en situación de pobreza son los más afectados. La presencia de ambientes obesogénicos, donde la opción más accesible y económica suele ser la menos saludable, también contribuye al aumento en los índices de sobrepeso, obesidad y enfermedades relacionadas.
La mala nutrición en México no sólo es consecuencia de malos hábitos, sino también de un sistema de salud y una estructura social que no garantizan el acceso equitativo a una alimentación adecuada.
